Terminología meteorológica

A
Albedo

Denominación que, derivada del verbo latino albeo (estar blanco), recibe el tanto por uno o porcentaje reflejado de la radiación luminosa incidente. El albedo depende, primordialmente, de la naturaleza de la superficie receptora, ángulo de incidencia de los rayos solares y longitud de onda de éstos.

Alisio

Su etimología procede del vocablo griego alx (mar), de manera que viento alisio significa, literalmente, viento marítimo; dicha condición se halla implícita en otras denominaciones, tales como la inglesa trade-winds, es decir, vientos del comercio, ya que eran los que impulsaban la navegación a vela hasta las costas americanas, y la alemana de passatwinde, o sea, vientos de la travesía, con el lusitanismo passata incorporado. Los alisios integran el gran flujo del este, que, por término medio, afecta una banda de 25º de latitud en cada hemisferio, más amplia durante el verano y menos en invierno.

Altas polares móviles

Apófisis desgajadas de las Altas Presiones Polares, a modo de “icebergs de un inlandsis”, que se desplazan en la zona de circulación general del oeste.

Altas presiones polares

Las altas presiones polares son centros de acción permanentes de raigambre térmica, formados sobre los casquetes polares a favor de la presencia de aire muy frío.

Altas presiones subtropicales

Las altas presiones subtropicales son piezas maestras de la circulación atmosférica general dada su condición de centros de acción dinámicos de carácter permanente. En el esquema planetario de balance energético los anticiclones subtropicales forman parte del sector a mayor latitud de la célula de Hadley que desempeña papel decisivo en el proceso de transferencia de calor de Ecuador a Polo. Se ubican en un sector de subsidencia intensa que impone sequía, cielos despejados y altas temperatruras en las latitudes señaladas. Además delimitan las grandes zonas de circulación atmosférica general, es decir, marcan la frontera entre la circulación atmosférica de rasgos tropicales y las latitudes medias y altas dominadas por los vientos del oeste.

Altura del sol

Viene dada por el ángulo de incidencia de los rayos solares con la horizontal. La altura del sol varía con la latitud, época del año y hora del día. Tras esas modificaciones se hallan el geoide, la inclinación del eje terrestre sobre el plano de la eclíptica y los movimientos de traslación y rotación, ya que estos dos últimos determinan respectivamente la sucesión de estaciones y el ciclo diario. El sol, que alcanza su cénit sobre el ecuador en los equinoccios y para cada trópico en el solsticio de verano correspondiente, tan sólo se levanta, por entonces, 23º 27´ en los polos, con noche invernal de seis meses.

Anticiclón

(Vid. Mapa de Tiempo)

Atmósfera

Término compuesto de las raíces griegas atmoV (vapor, humo) y sjaira (esfera) con el que se designa la envoltura gaseosa que rodea un planeta. La terrestre se organiza en capas, más o menos homogéneas, según comportamiento térmico, composición química y estructura electromagnética. Es una mezcla de gases, no una combinación, puesto que aquéllos no reaccionan químicamente entre sí.

B
Baja orografica

Se conoce también como depresión de sotavento, porque aparece en dicha vertiente respecto del flujo en cuyo seno nace a causa del efecto hidrodinámico del obstáculo. Según Paul Queney, dicho proceso se desarrolla cuando el flujo enfrenta un relieve de anchura no inferior a 100 km. y siempre que aquél no conduzca aire tan inestable como para dispararse en la vertical.

Baja polar

Se trata de una pequeña depresión, con frecuencia muy activa, que se produce preferentemente en invierno, con un gradiente térmico mar-tierra muy acentuado. La advección, con procedencia continental, de aire ártico o polar, y de ahí el nombre, sobre una superficie marina sensiblemente menos fría, ocasiona una fuerte inestabilización de dicho flujo, tanto por calentamiento basal como a causa del caudal de energía latente que supone la transferencia al mismo de importantes cantidades de vapor de agua. La exageración del gradiente térmico estático en la vertical propicia el desarrollo de cumulonimbos, con aguaceros de gran intensidad, nevadas, granizadas y, en ocasiones, vientos a gran velocidad, que excepcionalmente superan los 200 km/h.

Baja presion

(Vid. Mapa de Tiempo)

Baja subpolar

Depresión de origen primordialmente dinámico ubicada en latitudes subpolares y atribuida al efecto hidrodinámico del obstáculo ejercido, a gran escala, sobre el flujo general del oeste por un relieve sinóptico. Así, pues, se trata de depresiones de sotavento de gigantescas dimensiones.

Baja térmica

El calificativo alude al mecanismo, consistente en un caldeamiento intenso, que dilata el aire, reduce su densidad y provoca el ascenso; dado que la capacidad de evacuación de la divergencia que corona la depresión supera la de alimentación por la convergencia de superficie, frenada por intenso rozamiento, se produce en la vertical un vacío relativo, con descenso de presión. Estas depresiones, carentes de estructura frontal, se forman, preferentemente, durante el verano, en penínsulas e islas

Bajas presiones ecuatoriales

Resulta preferible el calificativo de intertropicales, ya que dichas áreas no tienen siempre por eje la línea equinoccial; ésta cumple ese papel en enero, pero queda atrás en el verano boreal, con máximo desplazamiento en julio, cuando las bajas presiones migran hacia el norte una decena de grados y, a veces, más. Conocidos internacionalmente como doldrums, no se trata de espacios de calma estricta, conocen una circulación horizontal muy débil, con gradientes horizontales de presión prácticamente despreciables.

Balance energético planetario

Sistema de entradas y salidas de energía calorífica, para el conjunto del planeta y en promedio anual, que resulta de la diferencia entre emisiones de radiación electromagnética de onda corta procedentes del sol y de onda larga emitida por la superficie y la atmósfera terrestre, medida en el borde exterior de la atmósfera o capa límite.

Blizzard

Expresión originaria de los estados centrales de Estados Unidos, con la que se denomina a los temporales de viento violento y muy frío, procedente del norte o noroeste, que transportan nieve, en ocasiones levantada de un suelo previamente nevado.

Bora

Viento frío y violento que afecta, sobre todo, las costas de Istria y Dalmacia, desde el Golfo de Trieste al de Medovani. Se deja sentir también en Nueva Zembla o en la costa noroccidental del Mar Negro, en Novorossiysk. Sopla en invierno con gran violencia al amanecer; son frecuentes velocidades de 60-70 km/h, si bien se registran, a veces, otras superiores a 150 Km/h.

Brisas

Las brisas son vientos de carácter horario que soplan en relación con factores térmicos que modifican los campos de presión. Se habla de brisa de mar y tierra (marinada o virazón y terral) cuando el fenómeno se producen en zonas costeras o islas, y de brisa de valle y montaña si el soplo de estos viento se produce en áreas montañosas.

Buys-ballot, ley de

Desde la consideración de que el viento sopla de los sectores de más presión a los de menos y teniendo asimismo en cuenta el teorema sobre la composición de las aceleraciones de un móvil en un instante dado formulado en 1843 por el matemático francés Gustave Gaspard Coriolis: “De espaldas al viento, la presión más baja queda a la izquierda y la más alta a la derecha”; tal sucede en nuestro hemisferio y a la inversa en el austral. Conforme a la regla de Buys-Ballot, el viento se mueve en los máximos del hemisferio norte al igual que las manecillas del reloj y al contrario en los mínimos, circulando con giros inversos a los anteriores en el hemisferio austral.

C
Calima

La calima, calina o calisma es el meteoro óptico causado por la presencia de particulas en suspensión en el aire en cantidad suficiente para provocar turbidez. Hay que distinguir entre la calima sensu stricto, que resulta de una advección de polvo procedente de zonas áridas, y las situaciones atmosféricas que generan ambiente más o menos enfoscado por acumulación de partículas en suspensión, de procedencia diversa, en condiciones de subsidencia anticiclónica.

Calor especifico

Viene dado por la cantidad de calorías requeridas para elevar 1º C la temperatura de un gramo de determinada sustancia. Por la propia definición de caloría como el calor necesario para incrementar 1º C la temperatura de un gramo de agua, el calor específico de ésta es 1.

Cambio climático

El clima es, por propia naturaleza, cambiante. Desde la formación de la Tierra hasta la actualidad los rasgos del sistema climático planetario, manifestado en unos mecanismos de circulación atmosférica que imprimen su impronta en los elementos climáticos, ha experimentado alteraciones debidas a causas naturales. La energía solar que alcanza a la atmósfera terrestre experimenta variaciones debidas a factores astronómicos, aunque las erupciones volcánicas y otros factores geográficos son también capaces de influir decisivamente. Los cambios en la inclinación del eje de rotación terrestre respecto del plano de la eclíptica, con ciclos de 41.000 años, señalados por el astrónomo serbio Milankovitch, la excentricidad de la órbita terrestre, que oscila cada 100.000 años, y la precesión o giro en peonza del eje terrestre respecto a la eclíptica o al resto de las estrellas, con períodos de 23.000 años, causan variaciones en la radiación solar incidente del hemisferio sur. En la actualidad con la expresión cambio climático se alude a la hipótesis actual de alteración del clima terrestre que defiende el origen antropogénico del incremento térmico observado a partir del decenio de los años setenta.

Cenceñada

Con la denominación general de cenceñada o, en algunos sectores de la Meseta septentrional española, cencellada se conoce el hidrometeoro consistente en la formación de hielo, a expensas de las gotas subfundidas, sobre los objetos envueltos por la niebla helada. Si éstos son verticales, resulta habitual la formación de láminas de hielo duro, a modo de banderas, que crecen, a veces varios decímetros, en dirección contraria y cara al viento que empuja hacia ellos la niebla helada. Se trata de un fenómeno frecuente en la alta montaña; con excelentes ejemplos, para el territorio español, en Pirineos, Sierra Nevada y Teide; la cenceñada sobre los retamares de este último compone una imagen de singular belleza.

Centros de acción

Configuraciones de presión que tienen carácter de centro rector de la circulación atmosférica en los diferentes ámbitos terrestres. En puridad esta categoría queda reservada a aquellas formaciones de presión que, por su grado de permanencia y calidad de manantiales de masas de aire son, realmente, piezas básicas de la circulación atmosférica general (anticiclones subtropicales, mínimos subpolares, altas polares y bajas ecuatoriales). No obstante con esta denominación se designa a cualquier configuración isobárica con presencia más o menos prolongada en una región que determina los rasgos estacionales del tiempo.

Ciclogénesis

Se denomina así al proceso por el que se desarrollan depresiones o ciclones (de kuklow, arremolinarse) a favor de determinadas condiciones de temperatura (gradiente térmico vertical) y presión atmosférica (campos de presión). La ciclogénesis tiene fundamento teórico en la “teoría del desarrollo” elaborada por el meteorólogo británico R.C. Sutcliffe, en 1947, según la cual en la troposfera media (600-500 hPa) existe un nivel de “no divergencia”, por encima o por debajo del cual se producen divergencias de distinto signo.

Ciclon extratropical

Tras relacionar, con evidente acierto, parámetros climáticos básicos y sistemas nubosos, Jacob Bjerknes identificó las superficies de discontinuidad denominadas sucesivamente líneas de turbonada, de convergencia, rumbo y, definitivamente, frentes. Concibió, así, una depresión o borrasca estructurada en torno a dos superficies de discontinuidad o frentes, uno anterior cálido y otro posterior frío, acompañados de sistemas nubosos característicos y precipitaciones, y animado todo el conjunto de giro ciclónico. En suma, en su fase de madurez, el ciclón extratropical, llamado también en honor a su descubridor, ciclón noruego, fue representado, en cuanto prototipo, como una depresión más o menos circular, en cuyo centro queda el vértice o punto de unión de ambos frentes. Los contrastes de temperatura y densidad, a los cuales se concedió importancia primordial, nacían del pinzamiento de un sector cálido central entre dos fríos, uno anterior y otro posterior.

Ciclon tropical

Un ciclón tropical es una estructura ciclónica móvil formada en el ámbito intertropical en la que se ponen en juego enormes cantidades de energía. Algunos tratadistas señalan que la energía puesta en marcha por un ciclón tropical es capaz de exportar los excedentes energéticos acumulados en latitudes tropicales y equilibrar así el balance energético en dicho ámbito. Afectan, con calendario distinto, una amplia faja de tierras y mares del ámbito intertropical.

Circulacion atmosferica general

Los dos grandes motores de la circulación atmosférica general son la rotación terrestre y la radiación solar. A ellas, junto con la distribución de tierras y manres, se debe la organización de los grandes flujos planterarios, al igual que la presencia de los centros de acción permanentes, cuasipermanente, semipermanentes o estacionales.

Clasificaciones climáticas

La climatología regional maneja sistemas de referencia en el estudio de la diversidad de climas terrestres. Las clasificaciones climáticas difieren según criterio y escala de trabajo. Se establecen umbrales numéricos que suelen coincidir con límites de desarrollo biológico de plantas, formaciones vegetales en su conjunto o cultivos o, bien, son frecuencias estadísticas de ocurrencia de circulaciones atmosféricas características. Las propuestas elaboradas consideran el conjunto planetario como escala de trabajo, sin olvidar que la bondad de una clasificación climática depende de la versatilidad que ofrezca para adaptarse a ámbitos menores. A tenor del enfoque escogido se diferencias dos grandes grupos de clasificaciones climáticas: a) las fisionómicas que combinan parámetros climáticos, obedecen a criterios biogeográficos u optan por un enfoque de síntesis geográfica y b) las genéticas que consideran las matizaciones que imponen los hechos geográficas en la circulación atmosférica general.

Clima

La etimología del vocablo es griega (klima) y dice relación con el verbo klinw (inclinar), aludiendo a la inclinación de los rayos solares y, con ello, a la duración del día, ya que prístinamente dicha voz posee una acepción horaria. Desde entonces acá el concepto amplió su campo semántico y evolucionó hasta dar cabida a los distintos mecanismos, procesos y fenómenos atmosféricos. Alcanzó la resonancia y difusión la propuesta por el meteorólogo austríaco Julius von Hann (1839-1921), quien, en su Manual de Climatología (1883), conceptuó el clima como el conjunto de fenómenos que caracterizan el estado medio de la atmósfera en un punto determinado de la superficie terrestre.

Clima ecuatorial

Denominada, asimismo, hipertropical, tropical siempre lluvioso o clima guineano, en la clasificación geográfica de Viers, es la variedad climática propia de tierras situadas en las des de la línea equinoccial, con influencia del desplazamiento de la Convergencia Intertropical, que las atraviesa dos veces al año y de las masas de aire ecuatoriales que se generan en los dominios selváticos ecuatoriales y en los mares muy cálidos.

Clima mediterráneo

Clima templado, representado en los paises ribereños del mar Mediterráneo, de donde toma su nombre, caracterizado por la sequía estival, parquedad general de precipitaciones anuales y benignidad térmica. El mediterráneo, por ubicación, es un clima de transición entre el ámbito subtropical-desértico y el dominio de climas templados donde, con matizaciones, estas se presentan con abundancia y regularidad. Es un ámbito de teórico equilibrio calorífico y, justamente por ello, es acreedor de constantes transferencias energéticas entre trópico y latitudes polares, que se plasman en el juego alternativo de dominio de la subsidencia subtropical y de advecciones de masas de aire polares o árticas, en el seno de la circulación general del oeste. Pluviométricamente el clima mediterráneo es un dominio de contrastes en el que, bajo el común denominador de la escasez, se presentan sectores realmente semiáridos con totales anuales que no alcanzan 150 mm. y áreas imbríferas que, a favor de la altitud y disposición de los relieves, regiatran máximos de cuantía próxima a la de climas oceánicos de tipo noruego (casi 5 m. en el observatorio montenegrino de Boka Kotorska).

Clima urbano

El clima urbano es un clima local caracterizado por las diferencias que se registran en los valores de las variables atmosféricas en el interior de la ciudad, que supone contrastes significativos entre aquélla y el área rural periférica. El rasgo más característico de la influencia de la ciudad en el clima es la formación de “islas térmicas” cuyo exponente más representativo es la “isla de calor”, termino acuñado, en 1958, por Gordon Manley para designar al área urbana con temperaturas nocturnas elevadas respecto a su entorno a causa del aumento de calor artificial de origen antropogénico.

Climas de latitudes polares

Las tierras insertas o próximas a los círculos polares disfrutan de unos rasgos climáticos caracterizados por la ausencia de verano meteorológica y la existencia más o menos prolongada de nieve y hielo a lo largo del año. La delimitación de los climas polares resulta problemática puesto que la isoterma de 10º C para el mes más cálido propuesta por Köppen no deja de ser una umbral biogeográfico de transición entre la taiga y la tundra, si bien bajo ese límite se encierran regiones con temperaturas medias anuales superiores a las de muchos observatorios de clima templado frío que cuentan entre sus promedios mensuales con, al menos, uno superior a 10º C. A fin de evitar esta contradicción Trewartha propuso que la media anual, en todos ellos, no excediese de 0º C, lo que según este autor vendría a coincidir con la existencia de suelo helado (permafrost), cuestión, sin embargo, no exenta de matizaciones.

Climas desérticos

Con esta denominación se identifican una variedad de climas caracterizados paisajísticamente por la aridez. Son los climas secos, caracterizados en la notación de Köppen, por la mayúscula B que se acompaña de las letras S ó W en función de la mayor escasez de precipitaciones. Estas condiciones se vinculan a la existencia de condiciones atmosféricas de subsidencia, de origen diverso. Por su desarrollo territorial, la más destacada es la subsidencia de origen dinámico relacionada con la presencia de altas presiones subtropicales, responsables de la formación del rosario de desiertos que rodea cada hemisferio hacia los 30º de latitud. A este mecanismo se vinculan los climas saharianos, senegaleses y sirios o de transición al dominio mediterráneo. Las subsidencias de origen térmico se vinculan al contacto de aire con masas de agua frías por la existencia de corrientes marinas frías y dan lugar a la formación de los desiertos brumosos costeros chileno-peruano y de Namib.

Climas templados

Son aquellos que conocen la sucesión de rasgos meteorológicos propios de las distintas estaciones del año. La denominación de templados, alusiva a la bondad térmica, no resulta del todo idónea, puesto que esta templanza sólo conviene a los climas de influencia marítima. En latitudes medias se reparte gran variedad de climas desde los de invierno rigurosamente frío del dominio siberiano o yakuto a los mediterráneos de inviernos suaves y veranos muy cálidos. La clasificación algebráica de Köppen matiza entre climas templados sensu stricto, en los que ninguna media mensual baja de -3º C y climas templado fríos en los que algún mes desciende de dicho umbral.

Climas tropicales

La denominación tropical alude al significativo cambio (del griego, troph, cambio, alteración) que sufren, en esta variedad climática, las condiciones atmosféricas a lo largo del año, y que permiten distinguir entre una estación seca y otra lluviosa. Esta modificación estacional se vincula al balanceo de la Zona de Convergencia Intertropical que organiza el ritmo pluviométrico de los climas tropicales.

Climatología

Conoce distintas definiciones. La más sencilla y posiblemente menos cuestionable sea la conceptuación de la misma como ciencia que estudia los climas en sus vertientes básica y aplicada. Una primera gran subdivisión, que en décadas pasadas ha sido contraposición, se establece entre Climatología analítica y Climatología sintética. La primera, motejada por sus detractores de “tradicional”, “separativa” o de las “medias”, disocia, para su examen, los elementos climáticos que en la atmósfera son interactivos o interdependientes, para luego combinar los resultados del análisis. La Climatología adjetivada sintética, procura la visión integradora y conjunta de los diversos mecanismos y elementos climáticos.

Collado

(vid. Mapa de Tiempo)

Conjunto convectivo de mesoscala

Un conjunto convectivo de mesoscala es una formación nubosa de grandes dimensiones (trascienden el estado de cúmulo) que se origina en condiciones atmosféricas de intensa baroclinia, con alto grado de organización interna, dentro de la mesoscala, que les hace evolucionar con ciclo de vida propio, pudiendo, incluso, interaccionar con el entorno sinóptico y modificarlo. La superación del estado de "cúmulo" aislado y la adquisición de dimensiones de mesoscala se consigue por la coalescencia sucesiva de núcleos convectivos de menor tamaño que convergen en un conjunto mayor a favor de determinadas condiciones sinópticas. El resultado final, identificable en las imágenes infrarrojas del Meteosat, es la aparición de áreas de ingente condensación, de tonalidad muy oscura, debido a la intensa liberación de calor latente en el marco de activas condiciones atmosféricas nubígenas. La enrome energía acumulada convierte a estos conjuntos nubosos de mesoscala en una de las mayores fuentes generadoras de rayos del sistema atmosférico planetario.

Coriolis, fuerza de

no se trata de un fuerza real, sino ficticia o aparente, que se introduce para justificar las consecuencias del torbellino absoluto, cuya existencia evidenciaría, unos años después, en 1851, León Foucault, con su célebre experimento, basado en la invariabilidad del plano de oscilación del péndulo. Coloquialmente se dice que la Fuerza de Coriolis desvía los móviles hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur. Dicha oposición no es sino consecuencia del torbellino absoluto, cuyo sentido de giro es contrario al de las manecillas del reloj en el hemisferio septentrional y conforme con él en el meridional. Todo lo relativo a la superficie terrestre se ve solidariamente afectado por dicho giro, sean coordenadas geográficas o isolíneas climáticas. Viene dada por la fórmula AC=2V v sen a, siendo V la velocidad el móvil, v la velocidad angular de la Tierra y a la latitud considerada. El torbellino absoluto y, con él, la Aceleración y Fuerza de Coriolis son inexistentes, con valor cero, en el ecuador. Por el contrario, la velocidad del torbellino absoluto es máxima en los polos, donde coincide con la angular del planeta; en función de ello, y a igualdad de otras condiciones, la Aceleración y Fuerza de Coriolis resultan asimismo máximas a 90º de latitud.

Corriente en chorro

Las corrientes en chorro son piezas básicas de la circulación atmosférica planetaria, en particular, de latitudes medias y altas. La Organización Meteorológica Mundial las define como “una corriente fuerte y estrecha, concentrada a lo largo de un eje cuasihorizontal en la alta troposfera o en la estratosfera, caracterizada por fuertes gradientes verticales y laterales en la velocidad del viento y uno o más máximos de velocidad”. Una corriente en chorro tiene una longitud de varios miles de kilómetros, una anchura de cientos de kilómetros y un espesor de varios kilómetros. El gradiente vertical en la velocidad del viento es del orden de 5-10 m/s. por kilómetro y el lateral de 5 m/s por 100 km. La corriente en chorro se presenta centrada sobre una línea de máxima velocidad de viento, al menos 100 km/h en su eje, que supera, con frecuencia, los 300 Km/h.

Corrientes marinas

Circuitos de flujo oceánico que transportan masa, energía y sustancias químicas y nutritivas a gran distancia. Su origen se relaciona con la existencia de dos tipos de fuerzas, las primarias, que impulsan las aguas vinculadas a los sistemas de presión y vientos y el juego combinado de temperaturas y salinidad, y las secundarias, que modifican la velocidad y dirección del movimientos de las corrientes, entre las que sobresale la fuerza desviadora de Coriolis.

Curva de estado

Para el conocimiento de las condiciones de estabilidad o inestabilidad atmosféricas resultan indispensables los datos térmicos que, aportados por el radiosondeo, permiten trazar la denominada curva de estado; ésta evidencia los gradientes térmicos estáticos en la vertical o gradientes reales existentes, de capital interés para valorar aquéllas. Las curvas de estado presentan, como anomalías primordiales, inversiones térmicas y exageraciones de gradiente real; las primeras favorecen la estabilidad mientras las segundas propician la inestabilidad.

Célula de hadley

En 1941 el meteorólogo sueco Carl-Gustav Rossby, miembro de la Escuela de Bergen afincado en Estados Unidos, expuso su célebre modelo tricelular de la circulación atmosférica general, conocido así por concebir aquélla, en el plano vertical, estructurada, para cada hemisferio, en las células polar, de Ferrel y de Hadley, justificando con referencia a ella el rumbo de los alisios. La célula de Hadley abarca, por término medio, el ámbito entre ecuador y máximos subtropicales, desempeñando, en opinión de muchos tratadistas, papel de primer orden en la transferencia de energía calorífica a latitudes superiores, mostrándose particularmente desarrollada y activa sobre el hemisferio en invierno. Dicha célula aparece configurada por el flujo de los alisios en superficie y del contraalisio en altitud.

D
Depresión

(Vid. Mapa de Tiempo)

Dorsal

(Vid. Mapa de Tiempo)

E
Efecto foehn

Se llama así al fenómeno que provoca aumento de temperatura y disminución de la humedad relativa en el viento que atraviesa accidentes montañosos de entidad. Este proceso causa acusadas disimetrías pluviométricas entre las laderas de barlovento y sotavento.

Efecto invernadero

En el análisis del balance energético planetario (vid.) se ha señalado la importacia que tiene el flujo de energía en forma de onda larga que recibe la superficie terrestre procedente de la troposfera por efecto de la radiación efectuada por las nubes que, a dichos efectos, actúan como cuerpos negros y por gases absorbentes como el vapor de agua y dióxido de carbono, entre otros. De no existir las nubes y estos gases de efecto invernadero la temperatura efectiva a la que el sistema Tierra-atmósfera se encuentra en equilibrio de radiación sería de -18º C en vez de los +15º C actuales. Esta diferencia es el denominado “efecto invernadero natural”, que hace habitable nuestro planeta a semejanza del confort térmico que registran las plantas en un invernadero. Cuestión distinta es el aumento de este efecto invernadero natural por efecto de la emisión antropógena de determinados gases, proceso en el que se apoya la hipótesis actual de cambio climático.

Enso

Las siglas ENSO, hacen referencia al fenómeno que tiene lugar por conjunción, algunos años, del episodio marítimo de “El Niño” y una fase negativa de la Oscilación Sur (Southern Oscillation) en el Pacifico Meridional. Es necesario precisar que “El Niño”, como suceso marítimo, es un hecho que ocurre, cada año, frente a las costas pacíficas de Perú, conocido desde hace siglos por los pescadores de dicho ámbito que lo identifican con la aparición, en fechas navideñas (de ahí el nombre de “El Niño”, en honor al Niño Dios), de aguas cálidas mar adentro en un sector recorrido por la corriente fría de Humboldt o del Perú, rica en nutrientes que alimentan el fitoplancton y favorece la presencia de ricas pesquerías de anchoveta. La llegada de estas aguas cálidas en Navidad empobrece el contenido de nutrientes causando la caída de la actividad pesquera. Este calentamiento no trasciende el norte de Perú y hacia marzo-abril (Semana Santa, siguiendo el calendario religioso) vuelven las aguas frías a ocupar la superficie marina. No obstante, algunos años “El Niño” viene con intensidad redoblada rebasando los límites espacio-temporales señalados, de manera que las aguas cálidas ocupan un amplio sector del Pacífico Ecuatorial y permanecen en ese estado un año o más. Entonces se registran temperaturas superiores a las habituales, lluvias intensas e inundaciones, es decir, un acusado cambio ambiental, con repercusiones muy negativas para la cadena trófica generada a expensas de la corriente de Humboldt, al originar ingente mortandad de plancton, graves perjuicios a las pesquerías y gran mortandad de aves acuáticas.

Escarcha

Cuando el rocío se produce a temperaturas inferiores a 0º C se hiela, dando lugar a la escarcha, rosada o helada blanca, tan llamativa sobre las plantas, donde acaba por helarse su propia transpiración. Con registros térmicos por bajo de –10º C la helada blanca se produce por la transformación directa del vapor de agua en hielo, mediante la denominada, impropiamente en este caso, sublimación, sin que medie el proceso de condensación.

Estabilidad atmosférica

La situaciones de estabilidad atmosférica obedecen a factores dinámicos o condicionamientos térmicos, que pueden actuar asimismo conjuntamente. La subsidencia, que se traduce en estabilidad atmosférica, puede tener causas dinámicas o térmicas.

Etesios

El etesio o eteciano es un viento fresco y seco del norte que sopla en el Mediterráneo oriental, especialmente en el mar Egeo, durante el verano, entre mayo y septiembre. Rasgos principales de estos vientos son su dirección constante y velocidad persistente; su soplo está en relación con la presencia cuasipermanente de bajas presiones en el norte de Africa, debido al intenso caldeamiento en esta época del año.

Evaporación

Vaporización de un líquido sin ebullición. Este proceso reviste singular trascendencia climática sobre los océanos, transfiriendo a la atmósfera cantidades ingentes de vapor de agua, es decir, el agua y la energía latente sustraída al líquido evaporante. A favor de la evaporación juegan aire seco a elevada temperatura, agua más cálida que aquél, viento y presión atmosférica baja.

Evapotranspiración

Transferencia de vapor de agua a la atmósfera por una superficie con vegetación, como resultado de la acción conjunta de evaporación directa y transpiración de las plantas.

F
Foehn

El foehn o föhn, es un viento de componente meridional que afecta los Alpes suizos y austríacos, y que, al trasponerlos, se convierte en un viento catabático que desciende más seco y cálido que comenzó el ascenso. Adquiere su nombre de la localidad austríaca situada en la vertiente septentrional de los Alpes de Seetaler y proviene del vocablo latino favonius (ligero y tibio).

Frente

La aportación más señera y valiosa de la Escuela de Bergen a la ciencia meteorológica es la descripción y representación de la imagen del ciclón extratropical o noruego, realizada por Jacob Bjerknes en 1919. Tras relacionar, certeramente, parámetros climáticos básicos y sistemas nubosos, dicho investigador llegó a la conclusión de que dos superficies de discontinuidad, es decir, un frente cálido anterior y un frente frío posterior estructuraban la borrasca. En efecto, las referidas superficies de discontinuidad llamadas, sucesivamente, líneas de turbonada, de convergencia o rumbo, acabaron por recibir la denominación de frentes, como resonancia y recuerdo de la guerra de trincheras que había caracterizado el primer conflicto mundial.

Frente polar

Concepto enunciado por Jacob Bjerknes y Halvor Solberg en 1920, surgido en la búsqueda del origen y evolución de la borrasca hasta alcanzar su fase de madurez, así como los estadios posteriores. Los meteorólogos noruegos observaron la aparición de una nueva borrasca sobre el frente frío de la precedente, y ello les sugirió la idea del Frente Polar, al suponer que los frentes cálido y frío del ciclón extratropical no eran sino segmentos de una discontinuidad principal, entre el aire polar y tropical, el denominado Frente Polar, cuya inestabilidad, a través de sucesivas ondulaciones, daría nacimiento a las familias de borrascas.

G
Gota fria

Depresión marcada, inexistente en superficie y sólo perceptible en los niveles superiores. Los rasgos esenciales de una “gota fría” son los siguientes: 1.Existencia, al menos, de una isohipsa cerrada en la topografía absoluta de 500 hPa. 2. El aire a menos temperatura viene a coincidir con el núcleo de la depresión en altitud. 3. No es requisito que el análisis en superficie muestre una situación anticiclónica, y tampoco ha de considerarse excepcional que, en el suelo, acabe apareciendo una baja, reflejo de la existente en los niveles superiores; en cambio, sí ha de suceder que la depresión en superficie resulte poco profunda y la circulación ciclónica débil. 4. Hay quien, como Llasat, exige la presencia de una isohipsa relativa cerrada en el espesor de 500/1.000 hPa. La aparición de la “gota fría” resulta del reemplazo de la circulación zonal por una más o menos meridiana, con clara tendencia a desembocar en situaciones de fragmentación o bloqueo, que responden a dos tipos: “el de ondulación o en omega”, que resulta de la coalescencia de crestas anticiclónicas por un proceso repetido de estrangulamiento de vaguadas, que acaba por generar una gran construcción anticiclónica, reflejada en superficie por la presencia de un gran anticiclón de bloqueo que dificulta la circulación del oeste; la otra modalidad de bloqueo, con aparición de “gota fría” o baja desprendida en altitud es la denominada “en rombo” , dipolo o con bifurcación de la corriente en chorro.

Gradiente

Se entiende por gradiente la diferencia entre los registros de un elemento climático a la distancia espacial establecida. Sin que falten otros, los gradientes climáticos más usuales y difundidos atañen a presión atmosférica y temperatura. El gradiente horizontal de presión viene dado como la diferencia de presión por grado de meridiano o segmento de sesenta millas marinas, distancia medida sobre la perpendicular a las porciones infinitesimales de dos isobaras consecutivas, que, a dicho efecto, se consideran rectilíneas; se expresa, habitualmente, en mb. o hPa./111 Km. Existe también el llamado gradiente barométrico de altura, que mide los metros de ascenso hasta que la presión atmosférica se reduce 1 mm. Hg, es decir, 1,3 mb. o hPa. El gradiente horizontal de temperatura, particularmente importante para evaluar el desfase de aquélla entre tierras y mares, por la inercia térmica de las aguas marinas. Para el plano o vertical se manejan los conceptos de gradiente de estado medio, gradiente real, gradiente adiabático y gradiente pseudoadiabático.

H
Helada

Situación atmosférica que provoca descenso de temperaturas a valores próximos o inferiores al punto de congelación del agua. Las heladas se producen, a favor de continentalización, en jornadas de frío nocturno a favor de una intensa pérdida de calor por irradiación, en días invernales con potente anticiclón con génesis de escarcha. Se manifiesta por la génesis de escarcha.

Humedad atmosférica

El vapor de agua es incoloro y su densidad 5,8 veces superior a la del aire. Incorporado a la masa atmosférica por los procesos de evaporación y transpiración, el vapor de agua forma parte de la masa atmosférica con porcentajes superiores a 0 e inferiores a 5. Su presencia posee singular trascendencia meteorológica, y no solo porque a sus expensas se generan los distintos hidrometeoros, sino debido también a su excepcional protagonismo como regulador térmico, a causa de su extraordinaria capacidad tanto para absorber la radiación solar como para retener la reenviada por la superficie terrestre. Dicha función reducida al mínimo, por su ínfima presencia, en determinados desiertos subtropicales (Sahara, Arizona, entre otros), ocasiona temperaturas elevadísimas durante el día e intensos enfriamientos nocturnos, con brutales oscilaciones térmicas diarias, que exceden el medio centenar de grados centígrados. Por todo ello, la medida y estudio del vapor de agua reviste el mayor interés. Para dicho objetivo se emplean una serie de instrumentos (higrómetros, higrógrafos, termohigrógrafos, evaporímetros, psicrómetros) y manejan un conjunto de conceptos, tales como humedad absoluta, humedad específica, relación o proporción de mezcla, presión de vapor, humedad relativa, curva de saturación y punto de rocío.

I
Inestabilidad atmosférica

Situaciones originadas por mecanismos dinámicos o condicionamientos térmicos, en ocasiones combinados.

Insolación

A despecho de las elevadísimas temperaturas que reinan en el interior de la Tierra, la contribución geotérmica a la temperatura del aire, dado que el roquedo es un pésimo conductor, resulta desdeñable. La gran fuente de energía calorífica es el sol. Y en relación con ello se maneja el concepto, a todas luces impropio, de constante solar, considerando como tal la radiación solar recibida en el límite de la atmósfera terrestre, a la distancia media entre el sol y la tierra, por una superficie perpendicular a los rayos solares (capa límite), cifrando aquélla en 2 Ly/min., es decir, 2 cal/cm2/min. Ni que decir tiene que la constante solar es inexistente, por cuanto la radiación solar antes de penetrar la atmósfera terrestre queda supeditada a la propia actividad solar y a la propia excentricidad de la órbita terrestre en torno al sol. Teóricamente, todos los puntos de la superficie terrestre cuentan con igual número de horas de sol (4.380 horas anuales), tanto en el ecuador (365 * 12) como en los polos (365/2 * 24). La realidad es bien distinta, con el condicionante de la nubosidad en primer término. A la hora de explicar los fuertes contrastes en las aportaciones de energía calorífica han de tenerse muy en cuenta, la cantidad de radiación por unidad de superficie y las pérdidas registradas al atravesar la masa atmosférica.

Inundación

Desbordamiento de un curso fluvial motivado por el desarrollo de precipitaciones intensas, fusión rápida de nieve o rotura de embalses, por causa diversa. Las inundaciones de origen natural deben su génesis a lluvias abundantes originadas por ciclones tropicales, precipitaciones monzónicas o tormentas convectivas en el ámbito intertropical y a temporales de lluvia, de origen diverso, en latitudes medias.

Inversión térmica

Implica una alteración de la curva de estado, consistente en que aparece aire a más temperatura que el infrayacente, invirtiendo la secuencia normal de ésta con el ascenso. Son varias las modalidades y causas de las inversiones térmicas.

Isolineas

La cartografía de elementos meteorológicos y climáticos se sirve, como instrumento básico, de distintas isolíneas, construidas todas ellas a intervalos fijos. La más antigua es la isoterma.

J
K
L
Lluvia de barro

Conocidas también como lluvia “de fango”, lluvias “de polvo” (“dust rain”, en inglés) o lluvias “de sangre”, es un hidrometeoro peculiar formado por gotas de aguas condensadas en arenas y limos que actúan de núcleo de condensación del vapor de agua; evaporada el agua de las gotas, los núcleos de arena o limo tapiza las superficies con una fina capa de tonalidad ocre o rojiza, muy llamativa en los parabrisas de los automóviles de color oscuro.

M
Maestral

Denominado asimismo mestral, mistral, minstral o maestro (del latín, magistralis), se trata del viento del noroeste, frío y seco, que sopla, preferentemente en invierno, con cielo despejado, y afecta, sobre todo, el Golfo de León y el área septentrional del archipiélago balear. Con frecuencia alcanza velocidades de 80-100 km/h. y , en ocasiones, las duplica generando mar arbolada o de gravísimo peligro. Dichas velocidades resultan desproporcionadas a los gradientes horizontales de presión imperantes, y son posibles por la intervención de otros mecanismos. Procede de la acumulación de aire frío y denso en las cuencas de los Alpes o montes Cevennes o de la presencia de altas presiones en el noroeste de Europa.

Mapa de tiempo

Fuente de trabajo básica para la climatología y, en particular, de su rama sinóptica es la cartografía de los sistemas de presión a diferente altitud. El término sinóptico, del griego sun~oyiV, significa "visión general o comprensiva"; y, en efecto, los mapas de tiempo ofrecen una visión global de los aspectos meteorológicos que caracterizan el tiempo atmosférico en un territorio. Las primeras cartografías meteorológicas se elaboraron en los primeros decenios siglo XIX por Brandes (1820), Redfield (1825), Henry (1849) y Le Verrier (1854), pero será en la segunda mitad de dicho siglo cuando la edición regular de mapas del tiempo (boletines diarios) alcance difusión merced a la publicación de boletines a cargo de las instituciones meteorológicas nacionales y su inclusión en algunos períodicos de prestigio. En Francia el Boletín meteorológico internacional del Observatorio de París incluiría, desde 1863, la edición de una carta de isobaras en Europa. A esta iniciativa se sumaron otros países, entre ellos España en 1893.

Los mapas de tiempo mejoraron su confección considerablemente gracias a los descubrimientos meteorológicos de la Escuela meteorológica noruega de Bergen, con sus aportaciones sobre los frentes y la caracterización de las masas de aire. A ello se unirá la regularidad en la observaciones meteorológicas de altitud a partir, sobre todo, del segundo conflicto bélico mundial y, desde los años cincuenta, la consolidación de redes mundiales de radiosondeo.

Los boletines meteorológicos diarios incluyen, junto a tablas con datos analíticos de los observatorios principales de cada país, análisis de superficie, topografías de la troposfera media y superior, y, en algunos casos, mapas climáticos (temperaturas y precipitación) y curvas de estado con datos de radiosondeo. La cartografía meteorológica actual resulta muy variada en virtud de la simbología manejada, de la escala de trabajo y de las superficies de representación que integran un boletín diario.

Un boletín meteorológico diario se compone de mapas de superficie, mapas de altitud y mapas de altura. Los primeros son representaciones cartográficas que contiene la disposición de los campos de presión a nivel de mar (es decir, a 0 metros). La configuraciones de presión viene dibujadas por una líneas (isobaras) que unen los puntos geográficos con idéntica presión atmosférica (medida en mb o hPa.). Un mapa de altitud es una mapa topográfico de superficies de igual presión atmosférica en el que se plasman las figuras topográficas que derivan de la presencia de una u otra masa de aire en una superficie isobárica concreta. Estas figuras topográficas vienen diseñadas por el trazado de líneas de igual altitud (isohipsas). Se elaboran topografías de 850, 700, 500, 300, 200 y 100 hPa. Un mapa de altura es aquél cuyas líneas unen los puntos de igual espesor entre dos superficies isobáricas a distinto nivel. La líneas de representación son, en este caso, líneas de espesores que unen los puntos en que el espesor del estrato comprendido entre dos superficies isobáricas es el mismo. Se denominan también "topografías relativas" puesto que las líneas con las que se trazan son también líneas isohipsas (puntos de igual altura), pero en este caso el nivel de base no es el nivel del mar (0 metros) sino la altitud a la que se sitúe la isohipsa de la superficie isobárica más próxima al suelo. Estos mapas de altura o espesor son muy útiles para la predicción meteorológica al delimitar sectores con idéntico "viento térmico", viento ficticio (no se puede medir con un anemómetro) obtenido matemáticamente que surge, cuando es distinta la densidad media en columnas de aire yuxtapuestas, justamente para tratar de igualar las temperaturas medias de las mismas. Los mapas de altura que se incluyen con más frecuencia en los boletines meteorológicos son los espesores de 500/1000 hPa y de 500/850 hPa. El interés climático de estos mapas radica en que en ellos se aprecia de forma clara los rasgos térmicos de la masa de aire que afecta a un determinado ámbito geográfico. La simbología empleada para determinar esta categoría son las letras F (frío) y C (caliente) ó, en inglés, C (cold, frío) y W (warm, caliente). Conviene no confundir los conceptos altitud y altura en el comentario de mapa de tiempo. Resulta un olvido frecuente emplear la expresión "mapa de altura" para referirse a los mapas de 500 ó 300 hPa que se incluyen en los boletines meteorológicos cuando lo correcto es denominarlos "mapas de altitud" puesto que están elaborados teniendo como punto de referencia el nivel de base 0 metros (nivel de mar).

En los mapas de tiempo, de superficie y altitud, isobaras e isohipsas aparecen asociadas dibujando configuraciones características. Así, en las topografías absolutas y relativas la existencia de índices de circulación zonal altos o bajos debidos a mecanismo de reajuste energético planetario se perciben en las representaciones de un mapa de tiempo. Así, una situación de alto índice de circulación zonal se refleja en los mapas de altitud con la existencia de isohipsas que recorren la escena sinóptica dispuestas de oeste a este. Es lo que se conoce como circulacion zonal (alto índice zonal) o circulaciones del oeste. En estos casos, la corriente en chorro circula en el sentido de los paralelos geográficos sin manifestar, apenas, sinuosidades. Por contra, una situación de bajo índice zonal se manifiesta en los mapas de altitud por la existencia de isohipsas que han perdido su recorrido zonal y presentan sinuosidades, de mayor o menor grado, que convierten los flujos en meridianos (es decir, isohipsas y corriente en chorro circula en sentido de los meridianos, norte-sur o sur-norte). Es lo que se llama circulacion azonal o meridiana. Este segundo tipo circulatorio condiciona la aparición de las siguientes figuras topográficas en relación con la masa de aire existente en su seno:

-Vaguada o valle planetario: Configuración topográfica no cerrada que determina en nuestro hemisferio circulaciones meridianas de masas de aire de sentido norte-sur. Las masas de aire cuyas expansiones generan vaguadas son las masas de aire polares y árticas. Al tratarse de masas de aire frías, las configuraciones topográficas de vaguada son campos de baja presión que vienen representados en las topografías absolutas con la letra B y en los mapas de espesor con la letra F (frío) o C (cold). El eje de las vaguadas puede adoptar sentido diverso en virtud del valor del indice de circulación zonal, de forma que resulta meridiano (N-S) con índice bajo, adquiriendo disposición cuasi-paralela (NE-SW) cuando la velocidad de circulación de la corriente en chorro cae por debajo de 70 Km/h, es decir, con índice zonal muy bajo. En este último caso, las ondas de circulación planetaria experimentan retrogresión, es decir, se mueven hacia el oeste, en lugar de hacia el este siguiendo las pautas de circulación atmosférica normales de las latitudes medias (zona de circulación del oeste).

-Gotas frias, bajas desprendidas en altitud, depresiones frías en altitud, o embolsamientos de aire frío desarollados en el seno de una vaguada por seclusión de una o más isohipsas (vid. gota fría).

-Crestas y dorsales o áreas topográficas no cerradas de alta presión formadas por expansiones de masas de aire cálidas hacia latitudes superiores. Las masas de aire que entran en juego para generar estas configuraciones son la tropical marítima y la tropical continental. Estas figuras suponen trayectoria meridiana de flujos en sentido SUR-NORTE.

Configuraciones de presión cerradas, en superficie o altitud, son los anticiclones y las bajas presiones. Se habla de altas presiones, máximos o anticiclones para designar una configuración de isolíneas tal que los valores más elevados se sitúan en el centro, y por tanto disminuyen hacia la periferia. La presencia de esta unidad isobárica cerrada se indica colocando en el centro el signo + o letras (A, H). En cambio, se habla de centro ciclonal, área ciclonal cerrada, depresión o baja presión, cuando la presión crece hacia la periferia y decrece hacia el centro. Se coloca en el centro el signo - o las iniciales D, L, T ó B.

Los análisis en superficie ofrecen, además, una serie de unidades isobáricas abiertas, tanto de alta como de baja presión. Las de alta presión son las dorsales o crestas, que a veces, más afiladas, se denominan cuñas. Las dorsales pueden aparecer como tal unidad abierta de alta presión sin más o como prolongación de un máximo. Configuraciones isobáricas abiertas de baja presión son los talwegs, con eje de posición variable y formación vinculada a calentamientos muy intensos de la superficie terrestre con pérdida de densidad del aire y, por tanto, descenso de presión.

Término procedente también de la topografía es el de collado, que sirve para designar la configuración isobárica constituida por isobaras no cerradas y una típica forma de silla de montar, producto de una disposición en cruz de dos anticiclones y dos borrascas. Si el eje que une los anticiclones es dominante se habla de puente anticiclónico, y, si lo es el que une las borrascas, de desfiladero de bajas presiones.

Se habla de pantano barométrico o marasmo, para referirse a una situación caracterizada por la presencia de isobaras muy distanciadas, con valores próximos al de la presión normal. Se trata de un área de calma, prácticamente sin vientos; de ahí que también, de manera inexacta, se emplee para pantano barométrico el término de calmaría, que alude precisamente a esta circunstancia de calma atmosférica, empleándose el nombre de calmería cuando la falta de viento se produce sobre una superficie marina. Es una configuración que se manifiesta con mucha frecuencia sobre el Mediterráneo Occidental y la Península Ibérica durante el verano. Su presencia se vincula con la implantación del régimen de brisas.

Se denomina isobaras paralelas al haz largo y bien establecido de isobaras dispuestas una junto a otra en el sentido de los paralelos. Es la configuración de superficie propia de jornadas con circulación zonal intensa en las capas altas de la troposfera. La mayor proximidad de las isobaras supone aumento del gradiente horizontal de presión y, por ende, velocidades mayores de vientos.

En los mapas de superficie hemisféricos del boletín meteorológico europeo puede efectuarse el seguimiento de fenómenos atmosféricos de latitudes intertropicales que vienen representados con simbología específica. En este sentido, destacan los siguientes: Ciclón tropical: Configuración isobárica cerrada de muy baja presión propia del ámbito intertropical.que vienen representada por un punto negro (punto blanco, sino ha alcanzado el grado de madurez) con dos aspas orientadas en el sentido de giro del vórtice ciclónico. Junto a este símbolo se añade el nombre que recibe cada ciclón tropical según el sistema de denominación seguido en cada región oceánica y Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) o franja de enfrentamiento de los vientos alisios de posición variable a lo largo del año y a la que se asocia una banda nubosa. Se representa por dos líneas paralelas unidas entre si, a modo de escalera dispuesta en sentido de los paralelos.

En España, el primer boletín meteorológico data del 1 de marzo de 1893, editado, entonces, por el Instituto Central Meteorológico, antecedente del actual Instituto Nacional de Meteorología. El Boletín meteorológico que edita, actualmente, dicho Instituto, incluye tres análisis de campos isobáricos en superficie (a 12 h. y 18 h, T. M.G. del día anterior y a 6 h. T.M.G. del día en curso), y diversos cortes topográficos de la troposfera, a 12 h. (T.M.G.), que incorporan isotermas a intervalos de 4 º C: topografías de 850, 700, 500 hPa y 300 hPa, en ésta última se dibuja la corriente en chorro con trazo negro intenso. El boletín se completa con la hoja de datos analíticos que incluye valores de los registros térmicos (máxima y mínima), precipitaciones acumuladas y horas de sol de las estaciones de primer orden tuteladas por el Instituto Nacional de Meteorología. La proyección de representación cartográfica es la estereográfica polar con mapas a escala 1: 40.000.000.

Marasmo

(vid. Mapa de Tiempo)

Masas de aire

Expresión acuñada en los años veinte en el seno de la Escuela de Meteorología de Bergen para designar a una porción o volumen de aire que ocupa un territorio extenso, con gran homogeneidad en sus rasgos térmicos e higrométricos en origen y capacidad para modificar los caracteres del tiempo atmosférico de las regiones que interesa.

Meteorología

En su acepción más sencilla e inmediata, Meteorología es la ciencia que trata de los meteoros, vocablo éste de etimología griega (metewroV) que significa, literalmente, alto o elevado en el aire.

Meteoros eléctricos y ópticos

En la atmósfera tienen lugar una serie de fenómenos vinculados a la energía eléctrica, de signo distinto, que se genera entre tierra y nubes de desarrollo o en el interior de éstas; y, asimismo, producidos por fenómenos de reflexión, refracción y difracción debidos a la interposición de partículas, de naturaleza diversa, en la trayectoria de los rayos solares. Entre los meteoros eléctricos el más destacado es el rayo (del lat. radius, rayo de luz) o chispa eléctrica producida por la descarga que tiene lugar entre dos nubes o entre nube y Tierra. El trueno o ruido del rayo. Dado que la velocidad de propagación del sonido es de 340 m/s, frente a la de la luz, 300.000 Km/s, el trueno se percibe con posterioridad al destello luminoso del relámpago. Entre los fenómenos ópticos sobresale el arco iris o arco de San Martín, consistente en la aparición de un semicírculo luminoso, de grandes dimensiones, en el que están representados todos los colores del espectro visible. El nombre hace alusión a Iris, mensajera de los dioses en la mitología griega, que se representaba vestida con un chal de siete colores. El fenómeno se observa cuando llueve en la parte del cielo opuesta al Sol, frente al observador, cumpliéndose siempre que el centro del arco, el ojo del observador y el Sol se encuentran alineados. El halo (del. gr. hlioV, sol. HlioV, dios del Sol) es un círculo luminoso que rodea al Sol o la Luna, por lo general blanquecino, debido a la refracción de los rayos de luz a través de los cristalitos de hielo de cirros y cirrostratos. Fenómeno óptico es el espejismo (del lat. speculum, espejo) o ilusión debida a la refracción de los rayos luminosos en la atmósfera.

Modelos de circulación

No es posible aludir aquí a los numerosos modelos de circulación formulados desde que, más de trescientos años atrás, el famoso astrónomo inglés Edmond Halley publicara, en 1688, su célebre mapa de vientos a escala mundial, acompañado de una serie de consideraciones acerca de las calmas ecuatoriales, monzones y chimenea ecuatorial. Así, pues, nos referiremos a los más difundidos. En 1735, George Hadley incluía en su Philosophical Transactions un esquema de circulación atmosférica general, a tenor del cual los vientos circulaban de norte a sur en el hemisferio septentrional, haciéndolo para el austral en sentido contrario; la desviación hacia el oeste de los alisios sería debida a la diferencia latitudinal de velocidad líneal de la rotación terrestre, máxima en el ecuador, de manera que los vientos dirigidos hacia el mismo quedarían retrasados, originando un flujo de sentido contrario al de aquélla. Un siglo después, en 1836, Heinrich Dove cuestiona el modelo de Hadley y propone otro alternativo, cuya justificación radica en un mecanismo de constrastes térmicos entre polos y ecuador, de esta naturaleza sería asimismo la periodicidad estacional de los monzones, concebido como un gigantesco sistema de brisas. Similares son las conclusiones a que llega, en su Physical Geography of the sea and its Meteorology (1855), el marino y oceanógrafo estadounidense Matthew Maury. De ambos discrepa William Ferrel, quien, el año 1856, enuncia su divulgada ley de que, a causa de la rotación terrestre, cualquier cuerpo que se mueva libremente es desplazado hacia la derecha en el hemisferio norte y a la izquierda en el austral; sería, por tanto, la fuerza desviadora de la Tierra la que marcaría los rumbos de ambos alisios.

Los considerables progresos de la meteorología dinámica en el último cuarto de la centuria precedente y la actual se traducen en la elaboración de nuevos modelos. Así, el de Guldeberg-Mohn (1875) busca la explicación de la circulación atmosférica general en un planteamiento que suma leyes mecánicas al motor termoconvectivo. Más innovador resulta el debido al catedrático de Física en la universidad de Berlín Hermann von Helmholtz, quien estableció el principio de conservación de la energía y las leyes de los torbellinos en los fluidos. Ya en el siglo actual, Jacob Bjerknes, miembro destacadísimo de la Escuela de Bergen, que en 1919 describió y representó el ciclón extratropical o noruego, propuso un esquema de circulación general que, además, de incluir el Frente polar, concepto acuñado por el mismo y Halvor Solberg, prefigura algunos rasgos del célebre modelo tricelular de Carl-Gustav Rossby (1941). Este posee el indudable mérito de constituir una síntesis conjunta de las circulaciones zonales y meridianas, diferenciando en cada hemisferio las células de Hadley, Ferrel y Polar. El eje de dicho modelo radica en la interacción continua entre flujos y centros de acción, supeditada a factores térmicos y dinámicos; unos años después sería revisado por el propio Rossby, quien, junto con sus discípulos de la Escuela de Chicago hizo una notable contribución al estudio del jet-stream, cuya existencia fue verificada con motivo de la II Guerra Mundial. Elaborado tras la detección de los jets templado y subtropical, el modelo de Palmen (1951) incluye ambos, haciéndolos coincidir con sendas roturas de la tropopausa. Tres lustros después, y a partir de los esquemas de Scherhag, Mintz y Dean y de los cortes verticales de Riehl, Pédelaborde traza una modelo de circulación atmosférica general a 5 km. de altitud, que tiene en cuenta tanto la configuración del campo de presiones resultante de la distribución de temperaturas como las leyes del torbellino absoluto y el principio de conservación del momento de rotación en torno al eje de los polos. Su esquema muestra, como rasgos básicos, la gran zona de circulación general del oeste, limitada por el jet subtropical, y una circulación celular en el ámbito subtropical. Gran semejanza con éste guarda el debido a su discípulo Pierre Pagney, que destaca l papel de los máximos subtropicales como piezas maestras de la circulación atmosférica general. Los avances registrados este último cuarto de siglo en el conocimiento de la circulación atmosférica general, con la importante aportación que representan las imágenes de los satélites meteorológicos polares y geoestacionarios, han sido recogidos en los esquemas actuales. Así, Meehl (1987), que añade a los jets del oeste polar y subtropical, uno ecuatorial des este sobre el hemisferio norte durante el verano boreal, subraya el papel de la célula de Hadley en la transmisión de energía hacia latitudes superiores, haciendo notar su hipertrofia durante el invierno correspondiente.

Monzones

Monzón, significa en árabe (mausim) “estación”, y con este término los navegantes del Indico aludían a la gigantesca inversión de vientos que, con carácter estacional, tiene lugar en dicho océano, base para la navegación entre las costas de Africa y la India: en verano rumbo hacia el noreste (monzón de verano o monzón de las lluvias) y en invierno hacia el suroeste (monzón de invierno o monzón seco). El trabajo clásico de Chromow sobre el monzón (1950), identificaba como áreas monzónicas aquellas en las que la dirección del viento en superficie experimenta un cambio de rumbo de, al menos, 120º en el transcurso de las estaciones del año. Así, se habla de circulaciones monzónicas para el sur y sudeste de Asia, sur del archipielago nipón, entorno del Golfo de Guinea y norte de Australia.

La causa última de la estacionalidad monzónica, radica, según Webster, en los procesos de reajuste de energía calorífica que se producen a lo largo del año entre Océano Indico y continente asiático.

N
Niebla

Hidrometeoro en superficie o a escasa altura que, integrado por multitud de gotillas de ínfimo tamaño, reduce la visibilidad a un kilómetro. Con este denominador común, los bancos de niebla ofrecen, no obstante, diversidad de espesor, intensidad y persistencia, así como en sus causas. Una clasificación sumaria de éstas diferencia nieblas de radiación, advección y frontales.

Nieve

Precipitación sólida, formada por cristales de simetría hexagonal. Premisa indispensable de la misma es que las gotillas sobrefundidas, merced a la presencia de abundantes núcleos de congelación, entren en fase de hielo y que los isoceros queden muy bajos, para que la nieve no funda en su caída; si la temperatura es superior a 0º C, la nieve no cuaja en el suelo.

Norte

El norte o norther es un viento regional frío que sopla, durante el invierno, en el Golfo de México, cuando tienen lugar invasiones de aire polar continental procedente de las tierras septentrionales de Estados Unidos y Canadá.

Nubes

La aparición de nubes supone la transformación en agua o hielo de vapor de agua; hay, en efecto, nubes de agua líquida, de hielo y también de carácter mixto. Esta diversidad de estados se corresponde con la de sus procesos causantes, es decir, condensación, sublimación y congelación.

El método taxonómico que se utiliza es la propuesta de Ralph Abercromby y H. Hildebrand Hildebrandsson, adoptada en 1896 por la Organización Meteorológica Internacional. Se identifican cuatro tipos morfológicos y seis combinaciones entre ellos; en total, diez, agrupados, atendida la altitud basal de las nubes, en cuatro familias. Los cuatro tipos morfológicos básicos son: Cirrus (nubes deshilachadas, filamentosas, fibrosas, blanquÍsimas, sin sombra); Stratus (nubes sin formas diferenciadas, en estrato, capa o velo); Cumulus (nubes de cimas redondeadas y globulares, bien recortadas, con sombras) y Nimbus (nubes sombrías y amorfas, con precipitaciones). Mediante la adscripción a familias, se diferencian cuatro grupos, es decir, nubes altas, nubes medias, nubes bajas y nubes de desarrollo vertical. Formas, dimensiones y configuración general permiten distinguir especies; así, en el caso del género Cumulus, se diferencian Cumulus humilis, Cumulus mediocris, Cumulus congestus, Cumulus calvus, Cumulus capillatus, etc. Aspectos más detallados de formas, apéndices o modos en que interceptan o permiten el paso de la radiación luminosa, permiten establecer las variedades. Especial mención ha de hacerse de nubes asociadas a accidentes orográficos, denominadas banderas, capuchones, monteras o tocas, en cuyo desarrollo colaboran eficazmente las brisas de valle diurnas, que las adosa a dichos relieves, mientras las separan o disocian de los mismos las descendentes, en especial las que soplan al amanecer.

O
Ola de calor

Tipo de tiempo caracterizado por la súbita elevación de los registros térmicos, que tornan extremos en las máximas. Aunque la expresión ha hecho fortuna entre el gran público, resulta más apropiado el término advecciones de aire cálido, o golpes de calor, alusivas a la causa genética que las origina y la corta duración que suelen tener. Golpes de calor tienen por causa la llegada de aire tropical y, en puridad, de la masa de aire tropical continental a latitudes superiores a las de su manantial y aunque se desarrollan, preferentemente en verano, estación en la que los valores de temperatura máxima se disparan, en latitudes medias, por encima de los 30º, alcanzan e, incluso, rebasan los 40º C, advecciones de aire tropical pueden causar elevación súbita de registros térmicos en cualquier época del año.

Ola de frio

Tipo de tiempo caracterizado por el ambiente helador, con registros térmicos exiguos que puede acompañarse, en ocasiones, de nevadas copiosas. Con mayor precisión debe hablarse de advecciones de masas de aire frías o muy frías, puesto que este es el mecanismo meteorológico que las genera. En el hemisferio norte, las olas de frío tienen su época principal de riesgo entre mediados de los meses de noviembre y marzo, con ápice en enero-febrero, intervalo en el que masas polares y árticas alcanzan valores térmicos mínimos en sus manantiales que mantienen, en gran medida, en su desplazamiento hacia latitudes templadas. Las advecciones frías, afectan a un amplio territorio, el que queda bajo los efecto de las vaguadas instaladas en las capas altas de la troposfera y ocasionan graves daños en la actividad agraria al provocar las bajísimas temperaturas destrozos en cultivos de temporada por congelación.

Ondas de rossby

A finales de los años treinta del siglo veinte, el meteorólogo sueco, afincado en los Estados Unidos, Carl-Gustaf Rossby señaló la existencia de unos patrones de movimiento en la circulación atmosférica de altitud en la zona de circulación del oeste, que denominó “ondas largas” u “ondas de Rossby”, confirmadas, con posterioridad, por las observaciones aerológicas y los experimentos hidrodinámicos realizados con un disco giratorio calentado en sus bordes por Fultz, en 1949. Se trata de un patrón de comportamiento de la circulación del oeste, cuyo funcionamiento depende del valor del índice zonal (o número de Rossby) de dichas corrientes. El comportamiento de las ondas de Rossby es decisivo para la circulación de altitud en latitudes medias y altas; y lo que es más importante, hoy se sabe que la localización y amplitud de determinadas configuraciones de superficie, en latitudes medias y altas, están regidas por las ondas de Rossby.

Ondas del este

En el seno del flujo de los alisios se desarrollan, en determinadas condiciones atmosféricas, perturbaciones que, apenas perceptibles en los análisis de superficie, adoptan la forma de vaguadas abiertas al ecuador, de escasa amplitud, y se acompañan de tiempo lluvioso. Se trata de ondas formadas sobre las superficies oceánicas (Atlántico, Pacífico e Indico) que se desplazan de este a oeste (de ahí su nombre), con velocidad media de 20 Km/h. y unas dimensiones de hasta 500 Km de longitud. Su origen se relaciona con modificaciones momentáneas de velocidad y dirección que tienen lugar en el seno de los vientos alisios que circulan por el sector a menor latitud (10-15º) de las altas subtropicales, donde la intensidad de la subsidencia es menor.

Ondas del oeste

Las ondas del oeste (westerly-waves) son perturbaciones atmosféricas que afectan el ámbito intertropical y provocan mal tiempo con aguaceros copiosos. Se originan por instalación de una vaguada de aire frío en niveles superiores, que se propagan de oeste a este, de ahí su nombre; ello origina fuerte inestabilidad atmosférica, acusada exageración de gradiente térmico estático en la vertical y la presencia adicional de un mecanismo de divergencia por difluencia en altitud.

Organización meteorologica mundial

Organismo intergubernamental que, en el seno de la ONU, está encargado de potenciar y difundir la investigación y conocimientos del estado y comportamiento de la atmósfera y el clima terrestre.

Ozono

Variedad alotrópica del oxígeno, de fórmula O3, que forma parte del aire. En cantidad suficiente, poseé color azul, fuerte olor, poder oxidante muy superior al del oxígeno y una gran capacidad de absorción de la radiación ultravioleta.

Ozonósfera

Subcapa de la estratosfera, extendida entre 15 y 40 Km. de altitud, que encierra el 90% del ozono atmosférico, con concentración máxima hacia 30-40 kilómetros. Merced a la capacidad del ozono para absorber la radiación ultravioleta, la ozonosfera constituye un filtro protector de la vida sobre la Tierra, que de otro modo no sería posible por la enorme potencia actínica de dichos rayos.

P
Pantano barométrico

(Vid. Mapa de Tiempo)

Precipitación

La precipitación (de latín praecipito, precipitar, hacer caer) es el hidrometeoro formado por partículas de agua, en estado líquido o sólido, que, cristalizadas, caen desde una formación nubosa y alcanzan el suelo. Suele establecerse una distinción entre precipitación vertical y precipitación oculta, impropiamente denominada, horizontal constituida por el agua condensada en nieblas, neblinas, rocíos o escarchas que se deposita sobre una superficie sin que medie caída desde una nube. El ejemplo prototípico son las precipitaciones ocultas aportadas por los cocimbos, camanchacas y cacimbos vinculados a la presencia de las corrientes marinas frías de Humboldt y Benguela.

Prediccion meteorológica

Sin desconocer precedentes sumamante valiosos e indispensables, el nacimiento y organización de la predicción meteorológica son referibles a la segunda mitad del siglo XIX. En apretada síntesis, hitos muy notorios son los siguientes: la tempestad de 11 de noviembre de 1854, que, al desbaratar una flota combinada anglo-franco-turca y piamontesa que operaba contra los rusos en la Guerra de Crimea, llevó al Estado Mayor Conjunto a plantear a Le Verrier si, con los conocimientos meteorológicos existentes, aquéllas podría haber sido prevista y el desastre evitado; quedaba así bien patente el singular interés estratégico de la predicción meteorológica. En estrecha relación con ello se presupone, en 1859, con ocasión de la reunión de la Royal Meteorological Society celebrada en Aberdeen, bajo la presidencia del príncipe consorte Alberto de Sajonia-Coburgo, el uso del telégrafo para la transmisión de datos meteorológicos. A este período corresponden, además de la creación de sociedades meteorológicas nacionales, la organización de servicios meteorológicos entre 1855 y 1890, la publicación de boletines diarios y la fundación, en 1873, de la Organización Meteorológica Internacional. El análisis comparado de los artículos de François Arago “Sur la prédiction du temps” (1858) y de León Teisserenc de Bort “Sur la prévision du temps” (1886) ilustra sobre los progresos de la meteorología predictiva y la climatología sinóptica en esta segunda mitad del siglo XIX; mientras el primero estima imposible predecir el tiempo con veinticuatro horas de antelación, el segundo, rebosante de esperanza, proclama el espléndido futuro de la predicción meteorológica a medida que mejoren los instrumentos de observación y el conocimiento de la dinámica atmosférica. Entre un gran número de aportaciones del mayor interés, destaquemos los mapas de nubes de Fitzroy, el esquema de ciclón extratropical elaborado por Ralph Abercromby (1896) y la instalación, ese mismo año, bajo la dirección de Teisserenc de Bort, del Observatorio de Meteorología Dinámica de Trappes; antes, en 1882, Van Bebber había reconocido las trayectorias habituales de penetración de las corrientes perturbadas en Europa. El primer tercio de la centuria actual, por lo que hace a la predicción meteorológica, ofrece como hechos particularmente relevantes la descripción y representación del ciclón extratropical de estructura frontal o noruego por Jacob Bjerknes (1919), la acuñación del concepto de Frente Polar por el propio Jacob y Halvor Solberg (1920) y la clasificación de masas de aire por Tor Bergeron (1928). Es de notar que la aportación de la Escuela de Bergen constituirá el fundamento básico de la meteorología predictiva hasta nuestros días. A este primer tercio de siglo corresponde también la invención y práctica del primer radiosondeo por el francés Bureau (1929). Al desarrollo de la aviación suscitada por la II Guerra Mundial se debe la detección de las corrientes en chorro templada; finalizado ya el conflicto, se producirían los descubrimientos del jet subtropical y, luego, del ecuatorial. No es preciso encarecer la importancia que revisten para la predicción meteorológica las imágenes de satélite a partir de la puesta en órbita del Tiros I (1960) y, sobre todo, del SMS-GOES (1974), primero de los satélites geoestacionarios, que, en sucesivas generaciones, constituyen las piezas básicas del Programa de vigilancia Meteorológica Mundial; una de los cuales es, precisamente, el METEOSAT. Añadamos asimismo, entre el instrumental de observación más sofisticado, el empleo de radares Doppler. Son diversos los programas que desarrolla la Organización Meteorológica Mundial además del ya citado de vigilancia Meteorológica Mundial, como por ejemplo, sobre los ciclones tropicales y la hipótesis de cambio climático. Mencionemos también la singular importancia del Simposio Internacional sobre “The life cycles of extratropical cyclones” (1994), convocado por la Universidad de Bergen para conmemorar el LXXV Aniversario de la descripción del ciclón extratropical o noruego por Jacob Bjerknes. Constituye la descripción de éste y de sus frentes asociados la gran aportación de la Escuela noruega a la meteorología contemporánea, mientras se descarta la existencia de Frente Polar concebido por ella.

La predicción meteorológica cuenta hoy con potentes sistemas informáticos que procesan registros de múltiples estaciones atmosféricas en tierra, datos aerológicos, imágenes de satélite y radar para, con empleo de programas cada vez más sofisticados, ofrecer pronósticos a corto (12-24 h.) y medio plazo (hasta tres días). En España, el Instituto Nacional de Meteorología maneja, como herramientas básicas: el modelo de predicción numérica HIRLAM-INM que ofrece pronósticos, cuatro veces al día, con una resolución espacial de 17 * 40 kilómetros; productos de otros modelos numéricos extranjeros y del Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo, así como distintas técnicas de predicciones estadísticas. Complemento para la predicción a muy corto plazo son los datos suministrados por la red de 14 radares meteorológicos, de tipo Doppler, la red de detección de rayos, las imágenes en alta resolución de satélites meteorológicos y la red de estaciones automáticas y convencionales. Piezas básicas son los Grupos de Predicción y Vigilancia (G.P.V.), situados en La Coruña, Santander, Valladolid, Zaragoza, Barcelona, Valencia, Madrid, Sevilla, Málaga, Palma de Mallorca, y Las Palmas de Gran Canaria, que elaboran pronósticos en su ámbito de influencia, base para la predicción estatal que proporciona el Centro Nacional de Predicción.

Presion atmosférica

Peso de la columna atmosférica existente sobre el lugar de observación. La que ejerce sobre cada uno de nosotros equivale a unas 17,5 Tm., aproximadamente el peso de un cubo de plomo de 1,20 m. de arista.

Q
R
Radiacion electromagnética

Energía compuesta por un espectro de ondas electromagnéticas de amplia gama de longitudes que se propaga a 300.000 km/s. a través del vacío y en línea recta.

La radiación electromagnética está organizada en bandas espectrales de distintas longitudes de onda y frecuencia, es el denominado espectro electromagnético completo o “arco iris de Maxwell”, que abarca desde las longitudes muy cortas (rayos gamma y rayos X) a las largas de las ondas de televisión y radio

Radiación solar

El Sol es una esfera de gas incandescente situada a una distancia media de la Tierra de 150 millones de kilómetros y con una temperatura en superficie de 5.800º K (5.527º C). El calor emitido por el Sol es la fuente principal de energía que recibe la atmósfera terrestre; éste radia continuamente parte de su masa al espacio en forma de energía electromagnética y de partículas a gran velocidad. La enorme energía radiante del Sol tiene su origen en las reacciones nucleares que transforman núcleos de hidrógeno en helio, a favor de las altas temperatura y fuerte presión. En estas condiciones se desprende una enorme cantidad de energía.

Radiosondeo

La caracterización del tiempo atmosférico, a efectos de pronostico meteorológico, precisa del conocimiento de las condiciones existentes en superficie y en las capas superiores de la atmósfera. Una radiosonda es una pequeña estación meteorológica (meteorógrafo) lanzada a la atmósfera por medio de un globo cautivo y equipada con un equipo de transmisión que envía datos de temperatura, presión y humedad. El meteorógrafo con los sensores de los tres elementos señalados está encerrado en una cápsula, que protege de la humedad y de la radiación, a la vez que canaliza una corriente de aire para ventilarlos. Un mecanismo giratorio enlaza sucesivamente los instrumentos con la emisora, que transmite las señales a la estación meteorológica en tierra. Durante su ascenso el transmisor envía señales de radio con las modificaciones que van experimentando los elementos climáticos en los diversos niveles. El hilo de suspensión sirve de antena. Las radiosondas llegan a alcanzar grandes altitudes antes que el globo de neopreno o polietileno estalle y desciendan a tierra en paracaídas. El empleo reciente de Sistemas de Posición Global (GPS) ha permitido medir con gran exactitud la posición y velocidad de las radiosondas. Con los datos de los radiosondeos se elabora el diagrama de radiosondas que describe el curso de la temperatura, presión y humedad del aire a diferentes altitudes. Asimismo, los datos procesados se transmiten a las sedes de los servicios meteorológicos nacionales para la elaboración de las cartas sinópticas.

Reajuste energetico planetario, procesos de

La diferente distribución del balance energético planetario en las distintas franjas o bandas de latitud hace necesario el desarrollo de mecanismos de reajuste energético que favorezcan el mantenimiento de dicho balance. Existe un acusado gradiente meridiano de temperatura entre latitudes ecuatoriales y polares causado por las alteraciones que registra el balance energético debido a la propia latitud, incidencia de la nubosidad, el relieve, el albedo, la duración del día y la presencia de masas oceánicas. Si el sistema energético tierra-atmósfera no tuviese procesos de transferencia horizontal de calor, la temperatura disminuiría progresivamente en las latitudes polares y aumentaría en la próximas al ecuador, fenómeno que no se desprende de la lectura de registros intrumentales. Los mecanismos de transporte de energía que ayudan a reestablecer el balance energético planetario se denominan “procesos de transferencia horizontal o meridiana” y tienen lugar, constantemente, en el propio seno de las latitudes intertropicales y de las latitudes medias y altas, y entre ambos ámbitos climáticos.

El transporte de calor hacia los polos se realiza por medio de la atmósfera y los océanos, correspondiendo a la circulación atmosférica el 80% de las transferencias de calor hacia latitudes superiores y el resto a las corrientes marinas. El transporte horizontal tiene lugar en forma de calor latente y calor sensible, y varía en intensidad según la latitud y época del año. El coeficiente de transferencia máximo corresponde a la faja situada entre los 35º N y 45º S.

El transporte horizontal de calor latente se produce, casi en su totalidad, en los dos o tres primeros kilómetros de la troposfera, y es consecuencia de la existencia de los cinturones hemisféricos de vientos en la gran zona de circulación general del oeste. Por su parte, la transmisión de calor sensible en sentido meridiano está motivada por el desplazamiento de las masas de aire y tiene dos máximos, en superficie y en 200 hPa. El transporte de calor en altitud es particularmente importante en la zona subtropical (célula de Hadley), mientras que el mayor porcentaje del calor transportado en superficie, en forma de calor sensible, está vinculado al movimiento de los ciclones extratropicales. La intensidad del flujo de energía transferida hacia los polos está en función del gradiente meridiano de temperatura; en invierno, este gradiente es máximo, y, en relación con ellos, los procesos de transferencia energética en cada hemisferio. Son dos, básicamente, los mecanismos de la circulación atmosférica que participan en el intercambio horizontal o meridiano de energía calorífica entre distintas latitudes planetarias. En el ámbito intertropical la célula de Hadley es la encargada de distribuir el excedente calorífico ecuatorial hacia latitudes subtropicales. Este proceso incluye: absorción de calor por los vientos alisios de superficie que circulan hacia la zona intertropical de convergencia; ascenso y liberación de calor por condensación en la banda nubosa ecuatorial; enfriamiento radiativo en la cima de dicha banda nubosa; divergencia en las capas altas sobre latitudes equinocciales y subsidencia, hacia latitudes subtropicales, en la banda de altas presiones. Por su lado, en latitudes medias y altas, el régimen de ondas de Rossby permite el desplazamiento de masas hacia latitudes distintas a sus hogares o fuentes. En efecto, las circulaciones de alto índice, con corrientes en chorro a velocidades superiores a 150 km/h, no favorecen los intercambios energéticos entre latitudes subtropicales y polares, provocando incremento del gradiente meridiano de temperatura entre ambos sectores. En estos casos, la atmósfera alcanza un punto crítico y precisa reajuste calorífico; éste se consigue en las circulaciones de bajo índice, caracterizadas por la existencia de corrientes en chorro a menor velocidad y aparición de ondulaciones en la circulaciones del oeste, que, de zonal, pasa a ser meridiana, con presencia de dorsales de bloqueo y valles planetarios. Las primeras desplazan masas de aire subtropical hacia latitudes superiores y, al mismo tiempo, las vaguadas movilizan masas de aire frío (polares y árticas) hacia los trópicos. Se consigue, así, disminuir los gradientes meridianos de temperatura y restablecer, momentáneamente, el balance energético planetario.

Relente

El término relente, derivado del verbo latino relentesco (entibiarse, enfriarse), alude a la precipitación de gotillas de ínfimo tamaño, fruto de la condensación originada por enfriamiento nocturno en situaciones de calma atmosférica y cielos despejados, que se produce sin formación de nubes. Del vocablo latino serenum (despejado, sin nubes) deriva la denominación sereno para el relente que cae desde medianoche al amanecer.

Riesgos climáticos

El riesgo climático es la plasmación territorial de una actuación humana que desatiende la existencia de unos fenómenos meteorológicos extraordinarios, propios de los rasgos climáticos de un ámbito geográfico. Suele establecerse una sinonimia impropia entre los conceptos de "riesgo" y "catástrofe"; el primero deviene del segundo. La "catástrofe" es un hecho natural extraordinario que supone graves daños para las actividades económicas de una sociedad e, incluso, pérdidas humanas. Un grado superior en la valoración de la catástrofe sería el "desastre" que viene definido como la interrupción seria de las funciones de una sociedad que causa pérdidas humanas, materiales o ambientales extensas que exceden la capacidad de la sociedad afectada para resurgir, usando sólo sus propios recursos. El "riesgo".

es la contingencia de un daño provocada por una actuación humana poco acorde con su medio natural. Los episodios naturales de tipo extraordinario son eventos que forman parte de los caracteres físicos de los espacios geográficos afectados. Son por tanto "fenómenos extremos" que adquieren categoría de "riesgo" cuando el hombre modifica para su provecho el medio natural en donde desenvuelve su labor alterando, así, los efectos derivados del desarrollo de estos episodios naturales. El riesgo natural es, pues, producto de dos factores de índole humana, la amenaza y la vulnerabilidad y su mayor o menor grado viene dado por el cálculo de pérdidas ocurridas en una región determinada durante un período de referencia para un peligro dado.

Rocio

Condensación en virtud del principio de la pared fría sobre superficies que, enfriadas por irradiación nocturna en situaciones de calma atmosférica y cielos despejados, experimentan un descenso de temperatura suficiente para que el aire en contacto con ellas alcance el punto de rocío. En formaciones vegetales, el vapor de agua que cambia de estado puede proceder de la propia transpiración de las plantas.

Rosa náutica

Objeto de artísticos diseños en los portulanos, demás cartografía histórica del Mediterráneo Occidental y hasta en las primitivas brújulas, la rosa naútica es conocida también como rosa de los vientos, por indicar los rumbos de los ocho principales, a saber: tramontana (N), gregal o griego (NE), levante (E), siroco o jaloque (SE), mediodía, áfrico o austro (S), lebeche o garbino (SW), poniente (W) y maestral, maestro, mestral o mistral (NW). En las costas argelinas se conoce como carpintero mallorqín al viento duro del norte que azota este espacio procedente de Baleares.

Rotacion terrestre

Aunque Aristarco de Samos, en el siglo II a.J.C., equiparó la Tierra a una bola que daba vueltas sobre sí misma , la idea de que era plana y en torno a ella giraban diariamente el sol y las restantes estrellas perduró hasta los grandes descubrimientos geográficos. Con anterioridad diversos autores griegos habían señalado que la Tierra era una esfera. Así, Pitágoras y sus discípulos defendieron (s. VI-s.IV a J.C.) la esfericidad de la Tierra; Aristóteles, en el s.IV a J.C., en su obra De Caelo, apuntó, como prueba de la forma esférica de la Tierra, que “si la Tierra no fuera esférica los eclipses de Luna no exhibirían las secciones que se les conocen”. Estrabón, por su parte, señaló, en el s. I a.J.C., que “la curvatura del mar oculta a los navegantes las luces más distantes que están a nivel de su vista”. La circunnavegación de Juan Sebastián Elcano evidenció la redondez de la tierra, pero no su rotación. Una demostración palmaria de ésta no se produjo hasta 1851, merced al célebre experimento del péndulo de Foucault, que hizo patente la existencia del torbellino absoluto y, con ella, de la rotación terrestre. Ésta consiste en el giro completo de la Tierra en torno a su eje polar en un día sidéreo, cuya duración, de 86.164 segundos, resulta 3 minutos y 56 segundos inferior a la de un día solar medio. A pesar de que Gustave Coriolis había formulado su célebre teorema en 1843 y Leon Foucault realizado dicho experimento en 1851, transcurriría todavía un siglo hasta que se generalizase el reconocimiento del protagonismo de la rotación terrestre en la circulación atmosférica general. Es cierto que no faltan precedentes, en especial el de Ferrel, que atribuyó, en 1856, a la fuerza de Coriolis la incurvación del alisio hacia el oeste; pero, en toda su amplitud, la incidencia de la rotación terrestre en aquélla, con valoración, no exenta de controversia, de una serie de una serie de principios inherentes a aquélla (conservación del torbellino absoluto, conservación del momento de rotación del torbellino absoluto, conservación del momento de rotación en torno al eje de los polos), no se producirá sino en la segunda mitad del siglo veinte. Baste reparar en los años de publicaciones de Pierrre Pédelaborde, tan significativos en dicho sentido, como “Le tourbillon” (1958) y “Les données de la climatologie” (1966).

S
Satélites meteorológicos

El lanzamiento, el 1 de abril de 1960, del satélite TIROS-1 inauguraba la extensa relación de satélites de finalidad meteorológica que han contribuido al perfeccionamiento de la predicción atmosférica y a la mejora del conocimiento de los tiempos y climas mundiales. A pesar de algunos intentos previos (Vanguard 2, Explorer 6 y 7), el TIROS-1 fue el primer satélite enteramente concebido por la NASA para la observación del tiempo atmosférico. Comenzaba así la carrera espacial de los satélites meteorológicos que tendría continuidad en los años siguientes, por su menor coste de lanzamiento, con una serie de unidades de órbita polar gestionados por la administración estadounidense y, después, por soviéticos (Meteor), rusos (Meteor) y chinos (Feng-Yun). Un hecho crucial para los programas de observación remota de la atmósfera fue la aprobación por la Organización Meteorológica Mundial del Programa de Vigilancia Meteorológica Mundial, en 1963, dentro del cual la observación meteorológica desde satélites meteorológicos constituye una pieza básica. La vigilancia ininterrumpida del tiempo atmosférico exigía, sin embargo, un tipo diferente de satélite, cuya velocidad orbital estuviese exactamente sincronizada con la rotación de la Tierra, de manera que pudiera mantenerse constantemente en la vertical de un determinado punto de la superficie terrestre. Esta condición se consiguió con la construcción y puesta en órbita de los satélites de órbita geoestacionaria. Los primeros satélites con esta órbita fueron lanzados en 1966 y 1967 (serie ATS, Applications Technollogy Satellite) y proporcionaron las bases tecnológicas para la puesta en marcha de la serie SMS (1974 y 1975) y GOES (Geoestationay Operational Environmental Satellite), cuyo primer prototipo fue lanzado el 17 de mayo de 1974. En 1978 dos nuevos satélites geoestacionarios se pondrían en órbita: el primero, el satélite GMS japones, conocido con el significativo nombre de “Himawari” o “Tornasol”, en julio de 1977; el segundo, el 23 de noviembre de 1977, el METEOSAT, gestionado por la Agencia Europea de Espacio (ESA). A ellos seguirían los satélites geoestacionarios de la Unión Soviética (GOMS), India y los más recientes de Rusia (Elektro) y China (FY-2).

Por su órbita se distinguen: a) satélites geoestacionarios, que se sitúan en órbita sobre el Ecuador (0º latitud) a distancia de 35.800 Km., fuera de la atmósfera, en el denominado "anillo de Clark"; a dicha altitud resulta, prácticamente, despreciable la atracción gravitatoria terrestre. Estos satélites poseen un movimiento de rotación uniforme en torno a su eje principal, orientado paralelamente al de rotación de la Tierra; de esta manera, completan su órbita en 24 horas, lo que les permite permanecer sobre el mismo punto del ecuador (de ahí su denominación, geo-estacionarios o geosíncronos). Por tanto, la velocidad angular de rotación del satélite coincide con la de la Tierra, es decir, 360º/24 h., y su sentido de rotación, como el de la Tierra, es de oeste a este. En consecuencia, los satélites meteorológicos geoestacionarios suministran imágenes de una misma área planetaria, al encontrarse siempre sobre el mismo punto con respecto a la Tierra. Este hecho permite que los satélites geoestacionarios capten y remitan muchas imágenes del área que cubren, es decir, que tienen una alta resolución temporal. Por contra, dada su distancia orbital, la resolución espacial es forzosamente baja y empeora conforme se aleja del nadir, o punto subsatélite en el Ecuador. Una desventaja de estos satélites es que observan la tierra como un disco y hacia los bordes esta visión resulta muy oblicua, perdiéndose mucho detalle en latitudes superiores a los 50º N y S; y b) satélites de órbita polar y helio-síncronos, que tienen una distancia orbital mucho menor, de ahí que fuesen los primeros en órbita a comienzos de los años sesenta, por razones técnicas y debido a los menores costes de lanzamiento. Se sitúan a una altitud entre 800-900 Km. de la Tierra y el calificativo de "polar" viene dado porque el satélite gira en un plano orbital que contiene los polos norte y sur. Algunos de ellos son, además, "helio-síncronos", a causa de que su plano orbital sigue el movimiento aparente del Sol, por lo que recorren todos los puntos de un mismo paralelo a una hora solar similar, sin importar las estaciones del año. Su período orbital, es decir, el tiempo empleado en dar una órbita completa dura, aproximadamente, 100 minutos. Los satélites de órbita polar tienen gran resolución espacial por la menor distancia de su órbita respecto a la superficie terrestre.

En la actualidad, la red de vigilancia meteorológica mundial está integrada por las unidades siguientes (vid. figura): a)satélites de órbita geoestacionaria: Meteosat 6 y 7 (EUMETSAT), GOES-E (8 y 10), GOES-W (9) (Estados Unidos), GMS-5 (Japón), Insat II-B (India), GOMS-N1 “Elektro” (Rusia) y FY-2 (Rep. Popular China); b) de órbita polar: NOAA 12 y 14 (Estados Unidos), Meteor 2-21 y 3-5 (Rusia) y FY-1C (Rep. Popular China). Y junto a ellos la serie de satélites de finalidad meteorológica incluidos en el programa militar del ejercito estadounidense (satélites DMSP).

Existen otros satélites cuya información resulta valiosa para los estudios atmosféricos; entre ellos, los de la serie NIMBUS, iniciada en 1964 y que, a partir del NIMBUS 7 (1978), transportan los radiómetros CZCS (Coastal Zone Colour Scaner), diseñado para el estudio de la superficie del mar y un espectrómetro para la medición de la capa de ozono y el TOMS (Total Ozone Mapping Spectrometer). Gran importancia revisten asimismo los satélites de finalidad climática ERBS (1984), equipado con radiómetros capaces de evaluar el balance de radiación y la cantidad de aerosoles y gases presentes en la estratosfera y TOPEX/POSEIDON (1992) americano con el objetivo de la exploración oceánica, entre otros incluidos en el programa multiestatal “Misión de la Tierra”

Los productos facilitados por un satélite meteorológico se presentan en soporte magnético (cintas o disquetes con información digital) o sobre papel (producto fotográfico). Los satélites meteorológicos llevan instalados radiómetros que actúan en las longitudes de onda visible e infrarroja del espectro electromagnético. Los satélites geoestacionarios operativos en la actualidad reciben información de 3 bandas de radiación electromagnética (visible, infrarrojo medio e infrarrojo térmico), mientras que los satélites meteorológicos de órbita polar suelen manejar 5 bandas o canales de radiación (dos canales en el visible, dos en el infrarrojo térmico y uno en el infrarrojo cercano). Cada uno de ellos con posibilidades diferentes para la investigación climática. En las imágenes visibles (0,5-0,9 um en el espectro electromagnético) lo que aparece blanco o claro tiene ese tono en la realidad, siendo, por tanto, nubes, nieblas, superficies nevadas o sectores desérticos muy claros. Su inconveniente es que ofrecen sólo información durante el día, puesto que durante la noche resultan totalmente oscuras. Las imágenes infrarrojas (entre 10,5 y 12,5 um o infrarrojo térmico) son mapas térmicos o de contrastes de temperatura de los cuerpos observados. En ellas los tonos oscuros corresponden a superficies calientes y los tonos claros a superficies frías. Son imágenes particularmente idóneas para detectar niveles nubosos, dado que captan perfectamente las diferencias térmicas que corresponden a distintas altitudes, resultando muy apropiadas para el estudio de nubes convectivas. Por último, las imágenes del infrarrojo medio, conocidas como imágenes de “vapor de agua” (5,7 a 7,1 um) puesto que esta banda espectral se ve fuertemente absorbida por el vapor de agua, son representativas de la humedad en la capa troposférica comprendida entre 500 y 300 hPa.

Las actuales unidades de satélite geoestacionario METEOSAT-5 y GMS-5 permiten obtener nuevos productos de gran interés para los estudios climáticos, entre ellos imágenes de alta resolución con indicación de dirección de viento en superficie mediante el tratamiento de imágenes originales infrarrojas y visibles (High Resolution Visible Wind product).

Las imágenes proporcionadas por los satélites meteorológicos son fuentes ”dinámicas” de la climatología y meteorología, dada la inmediatez de su disposición para el investigador del tiempo y clima. Los satélites meteorológicos de próxima generación mejorarán la resolución espacial y temporal, incluyendo nuevos canales de información que contribuirán a la mejora de los estudios atmosféricos. El futuro de los programas de satélites meteorológicos se ofrece en el cuadro adjunto.

Sequía

Ausencia o escasez de lluvias en un período de tiempo prolongado (del lat. siccus, seco, árido, sin lluvia) que causa deshidratación en suelo y especies vegetales. La sequía supone una alteración del ritmo normal de aquéllas, por causas atmosféricas, y la magnitud de sus efectos se asocia al grado de ocupación humana, transformación agraria, desarrollo urbano y eficacia de la planificación hidráulica del área afectada. Suelen manejarse sequía y aridez como expresiones análogas, cuando la primera alude a un estado temporal provocado por mecanismos de circulación atmosférica y el segundo es condición condigna, por condicionamientos geográficos, a las condiciones climáticas de una región.

Shear-line

Línea de cizalladura que se origina en el flujo de los alisios, causando a veces aguaceros intensos. La shear-line es una discontinuidad que resulta de la convergencia superficial que provocan vientos con direcciones opuestas y velocidades más o menos contrastadas.

Solana

Vertiente orientada al sur en latitudes templadas y subtropicales del hemisferio septentrional y al norte en el austral. En cuanto a insolación, solana se contrapone a umbría, ya que, a igualdad de otras condiciones, aventaja a ésta en horas de sol y cantidad de radiación solar recibida por unidad de superficie.

Subsidencia subtropical

La convergencia entre coladas polares y aire procedente de bajas latitudes, que conoce asimismo una proceso de confluencia interna al penetrar paralelos de radio cada vez menor (r = R * cos a), se traduce en un fenómeno de subsidencia muy activa hacia latitudes subtropicales. Dicho movimiento priva ampliamente sobre la circulación horizontal, a cuya escasa entidad aluden las denominaciones de Pferdebreiten y horse latitudes, alusivas a que desde los veleros, inmovilizados en el seno de estas calmas, se arrojaban por la borda los caballos para ahorrar provisiones de agua dulce. La subsidencia origina cielos despejados, sequía e incremento de presión. Resultado de la subsidencia es la configuración de los máximos subtropicales (anticiclones de las Azores, California, Sonora y Hawai, en el hemisferio norte; Santa Elena, Sureste del Pacífico o de Pascua y sur del Indico, en el meridional), que constituyen auténticas piezas maestras, como centros de acción dinámicos y permanentes o cuasipermanentes, de la circulación atmosférica general, ya que por su condición de hogares de masas de aire tropical marítimo, de sus fachadas a menos latitud parten los alisios y las opuestas animan la circulación de los westerlies.

Surge-line

Discontinuidad de carácter cinématico, que origina mal tiempo y precipitaciones en latitudes intertropicales. La denominación francesa de esta perturbación alude al mecanismo generador de la misma ("poussées", empujes), puesto que una surge-line se desarrolla cuando tiene lugar contraste de velocidad en los vientos alisios con incremento de velocidad en el flujo posterior; este hecho anima un proceso de convergencia superficial y ascenso de aire, con génesis de nubes de desarrollo vertical, de mayor o menor entidad en virtud de la entidad de la inversión térmica del alisio.

T
Temperatura

Magnitud física, referida a la escala termométrica de elección, que expresa, el grado objetivo y sensible de calor o frío existente en la atmósfera. Así, pues, se trata de un dato obtenido de manera objetiva, merced al empleo de un termómetro o radiómetro, medidores que no cuentan la energía latente hasta que se libera y traduzca en calor. Noción diferente a la temperatura, usualmente manejada en climatología y meteorología, es el de temperatura sensible, de gran interés para la climatología y meteorología médicas, cuyo medidor no es el termómetro ni el radiómetro, sino el propio cuerpo humano. En consecuencia, no se trata de un dato objetivo , sino subjetivo, estrechamente relacionado con la idea de confort térmico, dependiente conjuntamente de temperatura, humedad relativa y viento. Baste señalar, como ejemplo, que, con viento de 50 km/h., una temperatura de 2º C es padecida por el organismo humano como equivalente a –15º C.

Temporal de viento

Situación atmosférica caracterizada por el soplo de vientos a gran velocidad. Se consideran tempestuosas las velocidades que rebasan la fuerza 10 en la escala de Beaufort o los 85 Km/h. Los temporales de viento se vinculan a situaciones atmosféricas diversas.

Tiempo

Constituye la manifestación del estado de la atmósfera, que el hombre percibe y recuerda. En opinión del climatólogo francés Pédelaborde el tiempo atmosférico sería “lo percibido y vivido por el hombre” cuyas causas merecen explicación precisa.

Tipo de tiempo

Patrón de comportamiento atmosférico que, en función de su frecuencia de aparición, caracteriza los rasgos del clima de una región. El tipo de tiempo es el objeto de estudio principal de la climatología sinóptica, que describe los rasgos del clima de una región a partir del análisis de las masas de aire y los tipos de tiempo derivados de sus desplazamientos.

Torbellino, leyes del

A pesar de que Aristarco de Samos en el siglo II aJ.C. comparó a nuestro planeta con una bola que daba vueltas sobre sí misma, durante siglos se creyó que la Tierra era plana y que, cada día, giraban en torno a ella el sol y las demás estrellas. La sistematización de las nuevas ideas acerca de los movimientos de la Tierra, en particular de traslación, contenida en De revolutionibus orbium coelestium (1543) de Copérnico tropezó con serias dificultades para abrirse camino, y buena muestra de ello es la forzada abjuración, en 1632, de Galileo Galilei.

El experimento que evidenció la rotación terrestre es muy tardío; teóricamente, con los descubrimientos de Newton podría haberse planteado, pero en la práctica resultaba imposible. No sería sino en 1851 cuando el físico francés Leon Foucault, a partir de la ley física de la invariabilidad del plano de oscilación del péndulo, pusiese de manifiesto la existencia del torbellino absoluto y, con él, de la rotación terrestre. Sin embargo, aun cuando Gustave Gaspard Coriolis había formulado su célebre teorema de 1843 y Foucault realizado el susodicho experimento ocho años después, hubo de transcurrir todavía un siglo para que algunos tratadistas iniciasen la valoración de la incidencia en la circulación atmosférica general de varios principios vinculados a la rotación terrestre; se trata de los principios de conservación del torbellino absoluto, momento de rotación del torbellino absoluto y conservación del momento de rotación en torno al eje de los polos.

El torbellino absoluto es el giro de un cuerpo o de la propia superficie terrestre en torno a la vertical; su velocidad viene dada por la fórmula w * sen a , siendo w la velocidad angular de la Tierra y a la latitud del punto considerado. A tenor de dicha expresión, la velocidad del torbellino absoluto, coincidente con la angular de la Tierra, resulta máxima en los polos, y nula en el ecuador. Por convención, se indica con signo positivo el torbellino de giro contrario a las manecillas del reloj, que es el del hemisferio norte, y se asigna el negativo al acorde con ellas, imperante en el hemisferio sur.

Las denominadas leyes del torbellino rigen la circulación atmosférica en latitudes altas y medias, mientras privaría el principio de conservación del momento de rotación en torno al eje de los polos en el ámbito intertropical. En la zona de circulación general del oeste, las columnas atmosféricas que guardan sus dimensiones, mantienen, en virtud del principio de inercia, la velocidad del torbellino adquirida en su hogar. Por ello, un flujo que pierda latitud, integrado por columnas atmosféricas en dichas condiciones, dado que estas poseen respecto de la superficie un torbellino relativo ciclónico, el flujo en cuestión adquiere una curvatura general ciclónica, incurvándose hacia el este; rumbo que también seguiría un flujo que, compuesto por columnas de las expresadas características, ganara latitud, recibiendo curvatura anticiclónica. En suma, el principio de conservación del torbellino absoluto determinaría la preponderancia de la circulación general del oeste en latitudes altas y medias.

Situación diferente se plantea con modificación en las dimensiones de las columnas; si bien éstas, por el propio efecto de la gravedad, mantienen la perpendicularidad a la superficie terrestre y la simetría de giro en torno a su eje, con movimiento uniforme, de manera que resulta de aplicación el momento de rotación (v * r =v´ * r´). A tenor de ello, la columna que incrementa su radio de giro, reduce paralela y proporcionalmente la velocidad de éste, y viceversa. Se justifica así la aparente contradicción que supone la rotación anticiclónica de masas de aire que pierden latitud. El efecto hidrodinámico del obstáculo, con su sucesión de curvatura anticiclónica y ciclónica, constituye una manifestación específica del principio de conservación del momento de rotación del torbellino absoluto.

A diferencia de la velocidad angular, idéntica para todos los puntos del planeta, la lineal varía con la latitud, es máxima en el ecuador (465 m/s) y nula en los polos. Asimismo ha de considerarse que la masa gaseosa que constituye la atmósfera carece de la consistencia y rigidez de una superficie sólida; y, en consecuencia, los contrastes latitudinales de velocidad propician la fragmentación y los desplazamientos meridianos. El movimiento de rotación terrestre en torno al eje de los polos obedece asimismo al principio de conservación del momento de rotación; en virtud de mismo, el flujo que, en el ámbito de vigencia del principio de conservación del momento de rotación en torno al eje de los polos, pierde latitud, aumenta su radio de giro, al penetrar paralelos de mayor diámetro, reduciendo, por tanto, su velocidad lineal, y quedando retrasado respecto de la rotación W®E. La evolución resulta inversa para el flujo que gana latitud y alcanza círculos de radio cada vez menor (r = R * cos a), acrecentando, en consecuencia, su velocidad lineal de rotación, que, al exceder, la del punto de llegada, motiva una corriente del oeste, en el sentido de la rotación terrestre. Algunos tratadistas encuentran en este mecanismo la justificación del flujo del este, que priva, a los diferentes niveles, en el ámbito intertropical.

Tormenta de granizo

Las tormentas de granizo son episodios meteorológicos caracterizados por la precipitación sólida y caracterizados por su carácter local o, aún, puntual, frecuencia de aparición estival y daños en la actividad agraria al coincidir con la época de desarrollo de frutales, cereales y hortalizas.

Tornado

El vocablo tornado, procedente del verbo español tornar, girar, alude al fenómeno meteorológico caracterizado por la enorme velocidad de giro del viento que se produce en el embudo o trompa que desciende desde una nube convectiva. Si el fenómeno se produce en superficies marinas recibe la denominación de tromba, trompa, bomba o manga.

El viento alcanza velocidades casi imposibles de medir por los anemómetros (entre 160 y 450 km/h). El diámetro del embudo tiene un centenar de metros pero el gradiente horizontal de presión es brutal. Es frecuente que el contraste en un radio tan pequeño resulte de 25 ó 30 mb, pero en ocasiones el descenso de presión puede rebasar 100-150 e incluso 200 mb. Los tornados son fenómenos atmosféricos que se desencadenan, principalmente, en latitudes medias. El origen de los tornados se vincula a la formación de una “supercélula”, es decir, una nube de tormenta de gran magnitud y violencia desarrollado en un entorno hidrostáticamente inestable. Su formación exige aporte continuo de aire cálido y húmedo en los niveles bajos, que viene animado por el desarrollo de una corriente en chorro de bajos niveles, aparición de elevada vorticidad térmica en la columna atmosférica por presencia de una vaguada en altitud, en ocasiones acompañada de una corriente en chorro o ramales de la misma y aparición de un fuerte torbellino persistente que, desde un punto central, se transmite a la totalidad de la tormenta. En el interior de las supercélulas formadas en estas condiciones de inestabilidad atmosférica se origina un mesociclón, es decir, una región de 1,5 a 5 kilómetros de radio que, desde 5.000 metros de altitud, comienza a girar ciclónicamente hacia la base de la nube con una velocidad de 65 km/h. En el borde suroeste del mesociclón se forman embudos de rapidísima velocidad de rotación que alcanzan el suelo y arrastra todo lo que encuentran en su recorrido.

U
Umbría

Vertiente orientada al norte en latitudes templadas y subtropicales del hemisterio septentrional y al sur en el austral. (vid. solana).

Unidades de medida

Para medir cada uno de los elementos climáticos existen las unidades correspondientes. Así, antes de que concluyera el siglo XVIII habían sido elaboradas las escalas termométricas más difundidas, es decir, las de Celsius, Fahrenheit, centígrada y Reamur. La sinonimia usual de escala Celsius o centígrada, que asimila ambas, es improcedente y errónea. Una y otra manejan como puntos fijos los de fusión del hielo y ebullición del agua, y tienen el intervalo entre ambas divididos en cien partes iguales o grados, pero con la diferencia de que la escala Celsius atribuye 100º al primero de dichos puntos fijos y 0º al segundo, mientras la escala más extendida, es decir, la centígrada, ideada en 1743 por Pierre Christin, y de modo coincidente y prácticamente simultáneo por Carl von Linné, lo hace a la inversa, o sea, 0º para el punto de fusión del hielo y 100º para el de ebullición del agua. Amplia implantación en el ámbito anglosajón posee la escala debida al prusiano Gabriel Daniel Fahrenheit, donde los puntos fijos indicados corresponden, respectivamente, a 32º y 212º F, mediando entre ambos 180º F. El 0º F equivale a –17,8º C, mientras los 100º C, que su creador pretendió que coincidiesen con la temperatura del cuerpo humano, exceden la de éste y suben a 37,7º C. Escala caída en desuso es la propuesta por Reaumur que numera los expresados puntos fijos con 0º y 80º R. Por último, durante , durante el siglo XIX, para evitar valores negativos en investigaciones termodinámicas y observaciones termométricas se propusieron las escalas absolutas de Kelvin y Rankine, denominadas así porque su 0º es el cero absoluto, temperatura a la que los cuerpos han perdido todo resto de calor; la escala Kelvin resulta de añadir 273,15º, abreviadamente 273º, a la escala centígrada, y la Rankine de sumar 459,6º a la Fahrenheit. El 0º K equivale a –273º C y el 0º Rank a –459,6º F.

En cuanto al contenido de vapor de agua en el aire, conceptos básicos son los de humedad absoluta, la relación o proporción de mezcla, humedad específica, tensión o presión de vapor y humedad relativa. La humedad absoluta expresa el peso, en gramos o submúltiplos de este, por m3 de aire. Se trata, no obstante, de un dato problemático, por cuanto el aire es comprimible y su densidad variable, de modo que 1 m3 de aire puede suponer masas bien diferentes. Para obviar este inconveniente, se acuñaron los conceptos de relación o proporción de mezcla y humedad específica, donde los pesos del vapor de agua se refieren, respectivamente, al Kg. de aire seco, o simplemente, al Kg. de aire, sin sustraer el vapor de agua. Por su parte, la tensión de vapor indica la presión que ejercería éste aislado del resto de la masa atmosférica, y lo hace en milímetros de mercurio normales ( mm. Hg), milibares (mb.) o hectopascales (hPa). Por último, la humedad relativa, grado higrométrico del aire o fracción de saturación se expresa en tanto por uno y, habitualmente, en porcentaje.

La escala tradicional para referirse a la nubosidad total era de once grados, de forma que se hacía corresponder 0 con el cielo despejado y 10 con el enteramente cubierto. Actualmente, para evitar dos dígitos, se utiliza una escala de nueve grados: 0 identifica al cielo limpio, raso o tendido y las restantes porciones, octas u octavos, a la parte de la bóveda celeste cubierta de nubes, hasta un máximo de 8 para el cielo cubierto o entoldado.

Para medir las precipitaciones, se considera que todas están fundidas y se hace abstracción de la evaporación, infiltración y escorrentía. La precipitación se indica en mm. de altura o l/m2, expresiones equivalentes. La intensidad de la precipitación se mide en mm./minuto o se calcula en mm./hora.

Hasta fechas relativamente recientes la presión atmosférica se medía en milímetros, centímetros o pulgadas. La inconveniencia del dato no consistía sólo en expresar una fuerza por unidad de superficie mediante longitud, es decir, no se trataba de una mera incorrección formal; el problema esencial radicaba en que una columna de mercurio de igual altura e idéntico volumen puede significar una fuerza y, por tanto, una presión diversa, en función de las variables de densidad del mercurio, supeditada a la temperatura, y de la aceleración de la gravedad, distinta en diferentes puntos del planeta. Para obviar esta dificultad, el Convenio Barométrico Internacional definió el llamado milímetro de mercurio normal, mm. Hg el Torr, empleado como referencias la densidad del mercurio a 0º (13,59 gr./cm3) y una aceleración de la gravedad de 980,665 cm/s2. Así, pues, la presión considerada normal es de 760 mm. Hg. Pero la presión atmosférica cuanta también con otras unidades de medida, tales como la Pieza (Pz) en el sistema MTS, la atmósfera física (atm.), el Kilopondio o Kg. fuerza/cm2 y, sobre todo, el milibar (mb.) y el hectopascal (hPa.). La unidad de presión en el sistema cegesimal es la baria (dina/cm2), pero, en su lugar, por resultar demasiado pequeña, se emplea el milibar (mb), que equivale a 1.000 barias (1.000 dinas/cm2). La presión normal resulta de 1.013 mb., de manera que el milibar corresponde, aproximadamente, a ¾ del mm. Hg o Torr. Difusión creciente posee el hectopascal (hPa), múltiplo del Pascal (Newton/m2), que es la unidad de presión en el sistema Giorgi o MKS, si bien, por razones asimismo de funcionalidad, se utiliza aquél, es decir, el hPa., equivalente al milibar.

Por tanto, la presión atmosférica normal a nivel de mar responde a las igualdades siguientes: 760 mm. Hg o Torr = 1.013 mb = 1.013 hPa = 101,3 Pz = 1 atm = 1,033 Kilopondios o atmósferas técnicas.

El gradiente horizontal de presión se calcula en unidad de presión (mm. Hg, mb, hPa,...)/grado de meridiano, segmento de 60 millas marinas o 111,1 Km. Por su parte, el gradiente barométrico de altura viene dado en metros/mm.Hg, metros /mb. ó hPa.

Del viento interesan, sobre todo, rumbo y velocidad. El primero se indica mediante la rosa de los vientos, grados sexagesimales o centesimales a partir del N. y en el sentido de giro de las manecillas del reloj, también por cuadrantes, siendo primero el comprendido entre norte y este y numerándose los tres restantes con el sentido de giro antedicho. Por último, la velocidad del viento se da en m/s., Km/hora, millas terrestres/hora y, con frecuencia, también en millas marinas/hora o nudos (Kn); el nudo supone 0,51 m/s o 1,852 Km/h.

V
Viento

Aire en movimiento, a causa de los contrastes de presión atmosférica; sus datos básicos son los de dirección y velocidad o, para los marinos, con referencia a la escala de Beaufort o a alguna de sus variantes, fuerza. Las velocidades varían desde las rayanas con la calma (5 km/h.) a las huracanadas que exceden los 115 km/h. , para alcanzar los máximos girando, excepcionalmente, a más de 400 km/h. en los tornados.

Viento de gradiente

Viento cuyo rumbos es paralelo al vector de gradiente y perpendicular a las isobaras. El viento de gradiente tiende a vaciar los máximos o anticiclones y a rellenar las depresiones o mínimos, destruyendo unos y otros.

Viento geostrofico

Viento libre de rozamiento, paralelo a las isobaras y perpendicular al vector de gradiente. El viento geostrófico radica en la troposfera libre y, sobre la superficie terrestre, en los océanos, donde el rozamiento resulta prácticamente despreciable. La presencia de un viento geostrófico o cuasigeostrófico resulta de capital importancia para la perduración de los centros de acción, ya que el paralelismo o cuasiparalelismo del viento a las isobaras evita su destrucción.

Vientos del oeste (westerlies)

Son, junto a los alisios, los vientos de escala planetaria. La zona de circulación general del oeste se extiende, en cada hemisferio, entre el polo y la subsidencia subtropical. Los westerlies, animados por los máximos subtropicales y hasta por las bajas subpolares, son primordialmente impulsados y gobernados por las leyes del torbellino absoluto, en particular por el principio de conservación del torbellino absoluto.

Vientos regionales y locales

La importancia de las circulaciones regionales y locales de los vientos ha sido destacaba desde la antigüedad. Los vientos regionales y locales imprimen rasgos particulares a las condiciones climáticas de un territorio, convirtiéndose, en ocasiones, en el elemento climático más significativo de las mismas. La relación de vientos regionales o locales que soplan, a favor de unas u otras condiciones atmosféricas, en diversas partes del planeta, es amplisima en relación con condicionamientos geográficos específicos, la tradición popular ha dado nombre a los distintos vientos, que ha permanecido hasta la actualidad.

Vientos de rasgos térmicos fríos, son, entre otros, el buran o purga, viento extremadamente frío y violento procedente de Siberia que afecta al sur de Rusia, peligroso por las abundantes nevadas que origina; el crivetz, que sopla en las tierras del bajo Danubio procedente del interior de Rusia; el koshava de los países de la antigua Yugoslavia que es un viento frío del noreste, procedentes de Rusia; en Alemania, recibe el nombre de steppendwind el viento frío del noreste procedente de las estepas rusas. El vardarac es un viento polar, muy frío, que sopla en invierno sobre el norte del mar Egeo.

En la costas chinas, el viento frío del norte recibe el nombre de leung. El narai es un viento frío que azota, en la estación invernal, el archipiélago japonés procedente de las regiones polares del continente asiático. El pampero es un viento frío que sopla en Argentina y Uruguay procedente del sur y suroeste; su soplo se produce con el paso de un frente frío y va acompañado de turbonadas, chubascos tormentosos y brusco descenso de temperaturas; Buenos Aires recibe, por término medio, una docena de pamperos al año, generalmente, en primavera y verano. En el altiplano andino peruano reciben el nombre de surazos los vientos fríos del sur que se acompañan de bajas temperaturas y cielos limpios. Con el nombre de sno se denominan las corrientes de aire frío que soplan en los valles noruegos, en invierno, procedentes de las tierra altas (highlands) y que alcanzan elevada velocidad en los fiordos.

Vientos local muy cálido es el chergui que afecta a Marruecos procedente del desierto del Sahara; viento sahariano es, asimismo, el ghibli que sopla en Tripoli. El kahmsim o chamsin es un viento cálido, polvoriento y seco, de componente sur que sopla, generalmente en primavera, sobre Egipto y el mar Rojo; se produce delante de las depresiones que se desplazan hacia el este a través de Africa septentrional o el Mediterráneo suroriental. El shamal es un viento cálido del noroeste que sopla sobre Irak y el Golfo Pérsico en verano. Similares características presenta el brickfielder o brickfelder que sopla en el sur de Australia procedente de los desiertos del interior acompañado de tormentas de polvo. El karaburan es un viento violento del este o noreste que afecta, en primavera y verano, a las regiones proximas al desierto de Gobi; el soplo de este viento se acompaña de remolinos y tormentas de arena que dificultan enormemente la visibilidad, de ahí que, asimismo, reciba la denominación de "tormenta negra". El sonora es un viento cálido que atraviesa Arizona procedente de México y California.

No faltan denominaciones regionales o locales de vientos asociados a situaciones atmosféricas inestables con desarrollo de tormentas. Es el caso del bayomo, viento fuerte y racheado generalmente vinculado con tormentas generadas en la ladera de barlovento de la cordillera de Sierra Maestra en el sur de la isla de Cuba; de la churada, turbonada furiosa acompañada de lluvias que se origina en las islas Marianas durante los meses de enero, febrero y marzo; del cordonazo, viento violento del sur que sopla en el oeste de México procedentes del sector oriental de tormentas tropicales situadas frente a la costas. El marin es una viento cálido, de tipo siroco, que se acompaña de tormentas intensas en las áreas costeras del Golfo de León en el sur de Francia. La sudestada o suestado es un viento fuerte del sureste que sopla, en ocasiones, en invierno a lo largo de la costas de Argentina, Uruguay y el sur de Brasil y que provoca mar bravía, acompañado de abundante nubosidad y lluvias. En el Golfo Pérsico el suhaili es el viento del suroeste que se asocia con nubosidad y precipitaciones.En otros casos, la aparición de un viento local se vincula al cese de las lluvias, como ocurre con el viento elefanta que sopla en la costa Malabar, en el extremo suroeste de la India, en septiembre y octubre, señalando el final de la estación de lluvias monzónicas y el inicio de la estación seca.No faltan, por su parte, denominaciones locales de las brisas; así, en Sudáfrica, las brisas frescas reciben el nombre de doctor y en Shangai de feh. En Hawaii, las brisas reciben diversas denominaciones kapalilua, kohilo. En algunas regiones agrícolas de Japón se conocen como matsukazee. En Portugal, la marinada recibe el nombre de vento de baixo. El coromell es una brisa nocturna que sopla en el área de la Paz, al sur de la península de Baja California, entre noviembre y mayo; es esta ocasión, el contraste térmico se establece entre unas aguas marinas cálidas y una superficie continental que, en esta épica del año, se enfría rápidamente durante la noche. En ocasiones el soplo de la brisa marina acerca a la línea de costa formaciones de nubes bajas (estratos). Es el caso del cacimbo sopla del suroeste a lo largo de la costa de Puerto Lobito, en Angola. Se trata de una brisa fresca que adquiere este rasgo al circular sobre la corriente fría de Benguela que circula frente a las costas occidentales del sur de Africa. El nombre de cacimbo se emplea, asimismo, para denominar a la capa de nieblas de irradiación-advección que se gesta en este ámbito por la presencia de la mencionada corriente marina fría y que es arrastada hacia la costa por el viento.

Volcanes y clima

Aunque volcanes y clima son realidades geográficas distintas sin aparente relación una serie de hechos han ido manifestando las estrechas conexiones que existen entre ambos puesto que las manifestaciones violentas de los primeros se saldan con alteraciones, de mayor o menor entidad, en los elementos del clima. Las erupciones volcánicas han permitido, además, indagar la existencia de mecanismos de circulación comprobados, con posterioridad, merced a la mejora en los métodos de observación atmosférica de altitud. Los efectos más señalados de las erupciones volcánicas se vinculan con las modificaciones que imponen los registros térmicos, a escala hemisférica o global. Las erupciones volcánicas de tipo explosivo provocan variaciones en el balance energético planetario debido a la permanencia, durante varios meses, de cenizas y gases volcánicos en las capas bajas de la estratosfera. El polvo volcánico crea un finísimo velo que disminuye la transparencia atmosférica, impide la llegada de radiación solar a la superficie terrestre y genera fenómenos ópticos entre los que sobresalen efectos crepusculares, aparición de coronas, neblinas, soles y lunas coloreadas. Budyko ha señalado que las alteraciones en la transparencia atmosférica causada por las grandes erupciones volcánicas son responsables de un enfriamiento de 0,3º C entre 1883 y 1984. Si es evidente el descenso térmico que, en los meses o años siguientes, provocan las erupciones volcánicas más enérgicas, menos clara resulta la relación con las precipitaciones puesto que a la opinión generalizada de un posible incremento, otros tratadistas han puesto de manifiesto la relación, para la Península Ibérica, entre erupciones volcánicas importantes (Tambora, Agung, Chichon o Pinatubo) y desarrollo de períodos secos. Ello demuestra la necesidad de efectuar análisis individualizados de las erupciones volcánicas y sus efectos en los elementos del clima a escala regional.

El papel desenpeñado por las erupciones volcánicas en las variaciones del sistema climático terrestre merece importancia diversa a los distintos autores, desde los que les conceden un protagonismo destacado para la explicación de la variabilidad climática de los últimos siglos a los que sólo les atribuyen, cierta incidencia en el enfriamiento de los años posteriores a una erupción importante. La incidencia de las erupciones volcánicas en el ritmo térmico planetario es una de las incógnitas de difícil respuesta en la hipótesis actual de cambio climático, al provocar el efecto térmico contrario al de la acumulación de gases de efecto invernadero en la troposfera.

W
X
Y
Z
Zona de convergencia intertropical

Franja de encuentro de los vientos alisios de ambos hemisferios, de ubicación variable a lo largo del año en relación con la intensidad y desplazamiento latitudinal de los máximos subtropicales, origen de aquéllos.

Zonas de circulacion atmosferica

Las dos grandes zonas de circulación atmosférica en cada hemisferio se corresponden con los dos flujos de rango planetario, es decir, westerlies y alisios, que caracterizan, respectivamente, la zona de circulación general del oeste y banda del alisio; entre ambas se sitúan las altas presiones subtropicales o latitudes de los caballos (Pferdebreiten, horse latitudes). Todo el conjunto se halla sometida al mecanismo cósmico de las estaciones, que durante el invierno amplía la primera de las zonas, en detrimento de la banda del alisio, con descenso latitudinal de los máximos subtropicales; y a la inversa sucede en el verano correspondiente. Las isotermas muestran, a cinco kilómetros de altitud, desde latitudes subtropicales, una reducción progresiva de valores hasta las regiones polares, con idéntica evolución de la presión atmosférica media. Dado que en este ámbito el torbellino absoluto posee velocidad considerable, creciente hacia el polo, donde resulta máxima y coincidente con la angular de la Teirra, el viento circula en sentido W ® E , con arreglo a la ley de Buys-Ballot, dejando las altas presiones a su derecha. En este flujo de los niveles superiores sobresalen, como auténticos sistemas directivos, las corrientes en chorro o jet-streams polar y subtropical, que, vinculados a la rotación terrestre, se benefician, además, de la transformación de energía térmica en cinética. La preponderancia del flujo del oeste en superficie se ve interferida y disminuida por la distribución de tierras y mares, que condicionan los campos de presión, especialmente con la presencia de extensos anticiclones térmicos invernales, como el canadiense o el máximo siberiano. Carácter permanente, aunque reducido espesor, poseen las altas presiones polares, mientras lo revisten semipermanente las baja subpolares, como el centro ciclonal de Islandia o el mínimo de las Aleutianas en el hemisferio norte y las áreas depresionarias de los mares de Wedell y Ross en el austral. Con diferencia, las perturbaciones más importantes, sin que falten otras de diverso origen, son los ciclones extratropicales o noruegos, en cuya génesis desempeñan papel de primer orden las corrientes en chorro. En el transcurso del año la variación de altura del sol es importante, marcándose con nitidez las estaciones térmicas; de resaltar es asimismo el juego de masas de aire térmicamente contrastadas. Condición de piezas maestras de la circulación atmosférica general se reconoce a los máximos subtropicales, de raigambre primordialmente dinámica, vinculados al activo proceso de subsidencia subtropical, que revisten carácter de centros de acción permanentes o cuasipermanentes. Ellos marcan la divisoria entre la zona de circulación general del oeste y la banda del alisio, constituyen hogar del aire tropical marítimo y de sus caras opuestas emanan, respectivamente, alisios y vientos del oeste de latitudes medias. Incluyen amplios sectores de calma, de ahí el apelativo de “latitudes de los caballos”; este fenómeno obedece a que la subsidencia priva ampliamente sobre el giro horizontal en estructuras anticiclónicas con débil gradiente horizontal de presión. Por otra parte, la subsidencia impone los cielos despejados y la sequía, dando origen a un cinturón, en uno y otro hemisferio, de desiertos subtropicales. Desde los máximos subtropicales soplan hacia el ecuador los alisios, literalmente vientos marítimos, ya que carecen de fuentes continentales (vid. Alisios).

A diferencia de la zona de circulación general del oeste, en la banda del alisios, caracterizada por la homogeneidad térmica, las estaciones se difuminan hasta desaparecer, y las referencias son, en todo caso, pluviométricas, sobre todo donde imperan los climas tropicales, llegándose a llamar “hivernage” en Africa Occidental y, como indica Humboldt, “invierno” en la cuenca del Orinoco, al verano, la estación lluviosa, mientras los españoles denominaron “veranillo” al invierno, la estación seca. Más uniforme, hasta aproximarlos pluviométricamente a los hipertropicales, es la distribución de precipitaciones en los llamados climas del alisio. La presencia de inversión térmica en la estructura vertical de este viento marca una clara diferencia entre los sectores orientales y occidentales de la zona oceánica donde soplan, con precipitaciones reducidas en los primeros y abundantes en los segundos, merced a que la inversión gana altitud y pierde entidad, hasta desaparecer, con la pérdida de latitud, permitiendo potentes ascensos de un aire cálido, muy húmedo, provisto de extraordinario caudal de energía, fruto de una evaporación muy activa sobre mares cálidos y sumamente inestables. De recordar es asimismo que, no de manera única y exclusiva, pero sí primordial, es este ámbito se sitúan loa áreas monzónicas; la combinación del monzón de verano con el factor orográfico proporciona algunos de los registros pluviométricos, en torno a 12 m. de media anual, más elevados del planeta, en observatorios como el de Tcherrapundji y Mawsynram en las montañas de Assam (NE de la India). Junto a perturbaciones cinemáticas menores (Surge-line, Shear-line) aparecen otras de más entidad como las ondas del este y las del oeste, y una, particularmente violenta, con una manifestación ingente de energía, terrible por sus secuelas catastróficas, como los ciclones tropicales. Precipitaciones estivales más regulares y continuas depara la zona de convergencia intertropical (Z.C.I.T.).

La aproximación de los alisios de ambos hemisferios dista de ser homogenea, con matices y variantes que difícilmente pueden ser reducidos a esquema. En la banda de bajas presiones intertropicales o ecuatoriales, áreas de calma (doldrums), con lluvias muy abundantes (pot-ou-noir), los alisios se difuminan en estos espacios de escasa circulación horizontal, dominados por potentes ascensos del aire. Por último, la denominación de Frente Intertropical o Frente del Monzón se aplica al contacto del alisio meridional que, transpuesto el ecuador y convertido en viento del suroeste, entra en contacto con aire tropical continental, muy cálido y seco; situaciones de este tipo se producirían en relación con el mínimo estival del noroeste de la indica y las bajas presiones saharianas.



Fuente: GIL OLCINA, A. y OLCINA CANTOS, J. (1998): Diccionario de climatología.

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